viernes, 9 de noviembre de 2012

CAPÍTULO 18

Harry y Niall están sentados en un sofá, muy atentos del móvil. Lou come algunas galletas mientras las comparte con Zayn y Liam. El día ya mismo finalizará en la cama para ellos, pero antes, tienen una cosa por hacer. Una propuesta de Harry.
-¡Ya me ha contestado!- Dice en voz alta. Todos ponen atención y Niall lee lo que dice en la pantalla.
-¿Qué dice?- Pregunta Liam.
-Que vayamos a su casa y cenemos allí. Bien, así las veremos antes de irnos.
-Oye Harry, no es que me moleste ni que me caigan mal, al contrario, pero...¿por qué tanto interés?- Se extraña Zayn.
Harry se queda pensativo mientras sonríe y se incorpora mejor en el sofá.
-Porque me parecen geniales. Son fans, pero no se comportan como tales. Las veo como amigas.
-Ya lo se, pero tenemos más amigas y no sé... te encuentro más interesado en ellas dos.
-Porque las veo distintas, las veo...¿sencillas? No les rodea la fama, ni el dinero, son chicas normales que han conocido a sus ídolos y son felices. Creo que se merecen vernos más de una vez.
- Yo estoy de acuerdo- Dice Liam- son muy majas y seguro que están viviendo un sueño.
-Y yo también. Me encantaría ser su amigo, de esos  que se llaman para salir y esas cosas.- Niall sonríe.
-Vale, estoy de acuerdo con todo eso, pero Harry, a mi no me engañas...Te gusta una de las dos.- Lou le mira con los ojos entrecerrados y una sonrisa pícara.
-¿Qué?
-No te hagas el tonto, que te conozco. Pues que sepas que Dani tiene novio, pero Marina está disponible...¡Es ella!
-Lou, te juro que ni por un momento se me ha pasado por la cabeza eso. ¡Solo me han caído bien!
-Eh, Lou, yo le creo. Yo también tengo esa ilusión de hacer feliz a dos grandes fans- Le defiende Niall.
-Pues yo creo a Lou...- Zayn se une con otra sonrisa.
-Harry quiere a Marina, Harry quiere a Marina- Los dos cantan al unísono. Harry, con una pequeña carcajada, se levanta dispuesto a subir a las habitaciones. Le siguen con la misma cantinela hasta alcanzarle y  casi cantarle al oído cuando él, muy serio, se da la vuelta.
-¿Es qué no puedo tener ninguna amiga? ¿Acaso tengo que querer a todas las chicas que se me crucen?
Y tras decir esto se da media vuelta y sube las escaleras a más velocidad. Se oye un gran portazo.
- Le comprendo...-Dice Liam, dirigiéndose a beber agua.
-Joder, solo era una puta broma- Lou está muy molesto.
- Pero tenéis que comprender que ya no le gustan las bromas de ese tipo... Todos los medios se inventan que tiene novia cada vez que lo ven con una chica. Si encima aquí también se lo decimos...- Niall comenta apoyando a Liam.
-Pero no tenía que ponerse así, joder. Nosotros no somos la prensa, somos sus amigos gastándole una broma- Zayn, de acuerdo con Lou, se dirige otra vez a comer galletas.
-El caso es que mañana se le habrá pasado, como siempre.- Concluye Liam.
-Sí... Bueno, yo me voy a la cama, que mañana otra vez vamos a tener un día bien completo.
-Hasta mañana Lou.- Le dicen Zayn y Liam al unísono.
-Que no se te olvide ponerte el despertador, que después tengo que ir yo a llamarte y me pegas- Dice Niall, echándose unas risas.
- No se me olvidará, tranquilo...
Y mientras sube las escaleras, Zayn se acomoda en el sofá junto a Niall, que ya ha metido la mano en la bolsa de galletas.



Ana y yo subimos la cuesta hacia las puertas del gran colegio. He deducido una cosa: no se ha enamorado nunca. O al menos, nunca ha sentido algo tan fuerte como ahora.
-No sabes lo amable que fue conmigo... Me hablaba como si le conociese de siempre...¡Y esos ojos! ¡Y ese pelo! Dios mio...
Me está contando como fue su cita de ayer con el chico del parque. Me ha dicho que quedaron en el mismo banco y que se la llevó en coche a un restaurante de esos caros. Aunque al principio pensó en negarse por el miedo a ser descubierta por sus padres, aceptó y por primera vez se sintió libre.
-Gracias, Marina.
-¿A mi?
-Sí, a ti. Si no fuera por lo que me dijiste, no hubiera aceptado. Olvidé a mis padres por una vez y lo pasé genial. Si hay algo que pueda hacer, aquí me tienes.
Me abraza haciendo que me pare en seco y retroceda un poco. La rodeo con mis brazos y le hablo:
-Yo solo te dije mi opinión, me alegro de que te haya servido.
Nos sonreímos y esperamos a que las puertas se abran, como siempre. Una vez todos juntos, bajamos otra vez la cuesta, parándonos en el quiosco de nuevo, ya que Molly quiere otra revista.

Una vez en casa, los tres comemos una pasta que he cocinado intentando seguir los pasos de una receta de Lisa.
-¿Cómo te va con Leyla?- Le hablo a Jake, intentando entablar conversación. Lo consigo, ya que enseguida me contesta.
-Bien...quizás tenías razón. Aquello no significó nada. Simplemente, se lleva bien con él.
-Te lo dije.
- Pero es raro, es...difícil de deducir.
-¿El qué?
- Unas veces me trata como su mejor amigo, me pide los apuntes, me los deja si se los pido, se sienta a veces en clases conmigo... Otras me ignora y se va con él: en el comedor, en el patio...
Me quedo algo pensativa, sin saber muy bien que decir.
-Por ahora creo que simplemente quiere ser amiga de los dos. Yo creo que debes juntarte más con Rafa, así cuando ella os busque, os tendrá juntos...
Baja la mirada a su plato para subirla súbitamente.
-Joder, que lista eres. ¡Claro! Si yo me voy con Rafa y ella también, estaremos siempre juntos...Joder, ¡gracias!
La hora de comer pasa y al igual que la otra vez, escuchamos música mientras le aconsejo ( como si yo supiera mucho del tema) hasta que Adam llega.
Voy a dirigirme al metro, pero el recuerdo de los empujones y el ajetreo me hacen parar un taxi. Dentro me recibe un hombre muy entrado en años con un "hola" y una sonrisa. Es el primer taxista que me sonríe, exceptuando aquella chica de mi edad. El taxi toma la carretera y con facilidad se mueve por el tráfico. Una gran nube aparece trayendo litros y litros de lluvia. Estos últimos días no había casi nada de agua, por lo que me quedo algo desconcertada al ver tanta en pocos segundos. Los coches que pasan junto a nosotros conducen por algunas irregularidades de la carretera, haciendo que al pisar en los charcos mucha agua salga disparada. Un recuerdo me viene a la cabeza: Málaga, 5 años. Estaba en mi pequeño piso que aún tengo, a pesar de todas esas veces que por culpa de nuestra situación económica mis padres han pensado en vender. En la salita hay unas cuatro ventanas que se unen haciendo de ventanal, por el que me encantaba ( y me encanta) asomarme. Un día de lluvia observaba el paisaje de ciudad que se puede ver desde allí: Un edificio de unas 14 plantas en frente, haciendo esquina otro de 4, al fondo las carreteras y las numerosas luces de semáforos y coches, debajo  una pequeña plaza con varios bancos y árboles, un quiosco ( la dueña siempre me daba piruletas) y una frutería de una cariñosa pareja que siempre se ofrecía a cuidarme cuando mis padres trabajaban. La lluvia no cesaba y los coches pasaban por los charcos salpicando gran cantidad de agua, mojando más aún las aceras y uniéndose a los demás coches en otra carretera.
-¡Mira, parecen barcos! ¡Son barcos!- decía yo emocionada.
-Sí, tienes razón.- mi padre y mi madre esbozaron una sonrisa y a partir de ese día, cada vez que pasábamos un charco, decíamos ser barcos. Mis padres ya no lo recuerdan, pero yo no puedo evitar emocionarme cada vez que me vienen a la cabeza cosas así.
-Ya hemos llegado, chica.- el sonriente hombre me despierta. Le pago y antes de que pueda mojarme mucho, corro hacia la puerta de casa.


-¿Quién será el chico del parque? Aún no sabemos su nombre.
-A mi también se me ha olvidado preguntárselo.
-Se ve que lo tiene todo: es guapo, es atento, es cariñoso...
-Ya, ¡vaya suerte! aunque Ana es muy ingenua, habría que conocerlo primero.
-Pero...¿te lo ha contado todo?
-Sí.
-Todo...¿todo?
-Dani, ¿te refieres a...?
-Sí.
-Ella no me ha nombrado nada del tema.
-No me la imagino haciéndolo con el primero que se le pase.
-Yo tampoco...
Dani toma asiento en el sofá junto a mi. Yo, con el ordenador, hablo con mi madre y mi prima. Ella hace lo mismo desde su móvil. Mi madre me habla de como van las cosas por allí:
Lola: Tu padre y yo estamos bien, tu hermano va cada vez mejor en el instituto...
Yo: Alfonso es muy listo, desde pequeño se sabía que le iría bien, aunque no le gusta estudiar.
Lola: Sí, es una alegría que esté así de bien. Además, desde que entró al instituto sale y se relaciona más. 
Yo: ¡Y tiene novia!
Lola: Es muy pequeño para tener novia.
Yo: Mamá, más bien es una "amiga especial"
Lola: Lo sé, pero no me gusta que se vaya con ella casi cada día. Es muy pequeño para tener una...
Hablamos de nuestra nueva quedada con los chicos, de mi fiesta de cumpleaños y de todo lo nuevo que me ha ocurrido. Mi prima Elena y yo empezamos a hablar sobre su visita navideña.
Elena: Llegaré allí, deshago las maletas y nos vamos por ahí.
Yo: Vas a estar muy cansada para salir el primer día, te lo digo por experiencia.
Elena: Jajajaja, supongo, aunque no sé. Bueno, ¿a quién vas a presentarme? ¿con quién vamos a juntarnos?
Yo: Con Dani, claro, con Ana, esa chica española de la que te hablé, con Mel, la chica lesbiana ( aunque lo está decidiendo aún) Y...
Elena: Dilo ya, lo estás deseando.
Yo: ¡CON LOS CHICOS!
Elena: Solo de pensar que voy a conocerles, te juro que lloro, ¡lloro!
Yo: Normal...
Elena: Oye, me voy, luego hablamos.
Y al parecer a causa de su prisa, se desconecta. Dani se pone a revisar unos apuntes de un nuevo trabajo con los de la beca y yo decido ponerme a escribir, ya que llevo bastante tiempo sin avanzar.

"Aguardaba esta fecha desde hace mucho tiempo. Tengo la mala suerte  de admirar su sonrisa solo de verano en verano, por lo que cada vez que tengo la oportunidad de verla aprovecho el tiempo al máximo. Llego poco a poco ( porque el tiempo se pasa muy lentamente) a esa casa que me da la bienvenida a abrazarla. Subo las escaleras rápidamente, cruzo una puerta, otra, y allí la veo. Abre mucho los ojos, esos ojos azules y grandes, sonríe y tras unos segundos de mirada en mirada, se levanta y sus brazos me rodean saciando la sed de amor de tanto tiempo esperado este momento. Casi sin hablar, bajamos a la calle y una vez allí, como su fuéramos una bomba que necesitaba explotar, miles de palabras salen por nuestra boca: anécdotas, cosas nuevas, nuestra vida en estos últimos meses sin vernos al completo, con detalles, con señales, haciéndonos miles de fotos para recordar esta semana que vamos a pasar juntas por mucho tiempo, hasta que nos volvamos a ver. Planeando muchas cosas: hablar juntas durante toda la noche mientras escuchamos música, compras, playa, vacaciones unidas... Por fin podemos recorrer las calles de nuestra tierra, hasta arriba de felicidad"

Mi móvil suena con "Kiss You", interrupiendo mi tiempo de escritura. Es Ana:
-Marina, necesito tu ayuda, por favor.- parece muy desesperada- ¿puedo ir a vuestra casa?
-Emm...
-Por favor, lo necesito.
-Claro, ven, pero...¿cuándo?
Dani, que me ha oído desde su habitación, se sienta junto a mi y pega el oído al móvil.
-Ahora mismo, estoy llegando, oye... ¿puedo ir con...?
-¿Él?
-Sí...
-Vale, no hay problema.
-Muy bien, en nada estoy allí.
Cuelga y se lo cuento a Dani mientras nos vestimos y guardamos nuestros pijamas. ¿Por qué tanta prisa? Espero que nos lo explique...Bueno, al menos ahora vamos a conocer al chico que la tiene tan alegre.
Sudaderas y vaqueros: vestuario sencillo. Se me ocurre preparar unas palomitas o algo para picar, pero no me da tiempo cuando oigo la puerta. Dani abre:
-Hola Ana.
-Hola, ¿podemos pasar?
Al ver que Dani no contesta, meto las palomitas en el microondas y me doy la vuelta. Solo puedo ver a Ana y a ella, y parece ser que el chico está detrás.
-¿Dani...?- Ana insiste.
-Sí...- dice ella, dejándoles paso con la mirada clavada en el suelo.
Saludo a Ana y tras ella aparece el chico que tantas preguntas nos había hecho formular. Al verle comprendo la cara entre asombrada y enfadada de Dani. Él. Moreno, ojos verdes. Todo lo que tiene de guapo, lo tiene de gilipollas. Aquel día, aquel puto día. Su labio reventado, mis manos y mi boca manchadas de sangre, mis lágrimas brotando cada vez más y más... Otra vez volvemos a cruzar una mirada intensa de odio.
-Antes de explicaros por qué estoy aquí, quiero presentaros a David...
-¿Qué haces aquí?- le corto a Ana, muy cabreada.
-¡Anda, pero si ya os conocéis!- Dice ella, que al parecer no se da cuenta de que no es una persona bien recibida.
-Ana, ¿no había otro hombre en toda Londres?- Dani interviene, por fin capacitada para hablar.
-¿Qué?...
-Sí, Ana, la has cagado, pero bien. ¿No te ha contado lo que le hizo a Marina?
-David, ¿que pasó?
Él, que permanece mirandome, habla tras unos segundos callado.
-Ana, lo que tuve con Marina fue simplemente un grave error.- deja de mirar a Ana para otra vez mirarme- Ahora que volvemos a vernos, te pido disculpas. No sé por qué actué así, no era consciente de mis actos.
- Vete.
-Marina, te juro que a Ana no le he hecho nada, además, perdóname, por favor. Te juro que no volveré a...
-Vete.
-Por favor, Marina...
La rabia fluye sobre mi con un poderoso grito.
-¡VETE!
Se queda callado un corto tiempo.
-Marina...
-¡He dicho que te vayas! ¡No quiero oír tus mentiras, ni tus asquerosas palabras! ¡Vete y no vuelvas, gilipollas! ¡Y ni se te ocurra volver a llamar a Ana, no pienso consentir que le hagas daño!
Y como si una fuerza extraña me moviera, le cojo del brazo y tiro de él con la misma rabia que él lo hizo en su día, abro la puerta y le echo dando un gran portazo. Se oye mi nombre varias veces y el timbre suena constantemente hasta que cansado, me deja en paz y observo por la ventana como se va.
-Marina...
Me doy la vuelta y veo a Ana sorbiendo por la nariz mientras se seca unas lágrimas.
-Tranquila, siéntate. Te contaremos qué pasó, pero sobre todo, no vuelvas a verle.- Le advierte Dani, acompañándola al sofá.

Tras unas horas hablando de aquel día que lo único que quiero es que desaparezca de mi memoria, Ana lo comprende todo y sorprendida, me pide perdón.
-¿Perdón? Tu no tienes culpa de nada, Ana. Solo te pido que no vuelvas a verle. Bueno, tu puedes hacer lo que quieras, solo es un consejo.
-Gracias, en serio. No volveré a verle, os lo juro.
-¿Y tú por qué estás aquí? ¿A qué venía tanta prisa?- se interesa Dani.
-Mi madre me ha llamado diciendo que dónde estaba y no se me ha ocurrido otro sitio más que este. Pensando que vendría a por mi, le he pedido a David que viniéramos. Pero ya es muy tarde, me voy a casa antes de que se haga de noche.
-Vale Ana, siento mucho que hayas pasado esta mala tarde.
-No, no lo sientas. Yo lo siento por ti, que lo pasaste fatal aquel día.
Tras coger un taxi e irse, Dani y yo cenamos mientras comentamos la tarde sintiendo un gran enfado por él y sobre todo una gran pena y preocupación por Ana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario