viernes, 12 de octubre de 2012

CAPÍTULO 12

Han pasado cinco aburridos y monótonos días. La verdad, Dani y yo los necesitábamos después de tanta emoción y ajetreo. Ella entregó su trabajo para la beca y ha seguido de un lado para otro con sus compañeros de allí. Yo he escrito muchísimo y por supuesto, he estado cuidando de los niños. Llevo sin hablar con mi madre desde la pelea, por lo que saben que estoy viva gracias a mi hermano, que opina lo mismo que Dani sobre todo esto. No he vuelto a ver a Mel, pero intentaré hacerlo hoy. No es que no pueda, o que me de corte. Simplemente, necesitaba meterme en la rutina, olvidarme de mi emocionante vida un poco.
Pero si hay algo que tanto Dani como yo necesitamos ya, es la esperada llamada de Harry. Han pasado 6 días y nada de nada. En twitter no hay señales de que no estén en Londres, por lo que estamos desesperadas.
- Son famosos, jóvenes, tienen a miles de tías buenas a su alrededor y no querrán llamarnos precisamente a nosotras.
- ¡Habló, la futura modelo!
Ah, sí, a Dani la han llamado para una sesión de fotos para una revista de moda, si la eligen entre más modelos, claro. No es casi nada conocida, pero es un comienzo. Ella ya va convencida de que no la elegirán. En estos últimos días, reina el pesimismo.
A mi me va muy normal. Al día siguiente de mis descanso por resfriado, Molly me hablaba de Dani como la chica desconocida y misteriosa, y a mi me entraba una ligera risa que intentaba disimular. Menos mal que no salí en ninguna foto, no hubiera podido soportar un interrogatorio por su parte. Jake sigue a lo suyo: pasar de mí, encerrarse en su habitación y hacerse el guai. Lo bueno de todo esto es que como Octubre empezó, me pagaron los 450 euros y por fin tenemos el dinero por parte de nuestras familias. Económicamente, hemos mejorado.
Hoy Dani y Josh van a quedar, nada raro en ellos. Están haciendo la típica vida de novios: mensajes, cenas, añorarse a cada minuto y, en fin, estar enamorados. Aunque lo parezca, no estoy celosa, ni he llegado a pensar, todavía, que Dani es una pesada hablando todo el día de él. Mas bien, me alegro muchísimo por ella. Yo siempre he sido la sexy de las dos, la que ha tenido algo más de éxito, y ella la que de vez en cuando tenía suerte. Ahora  tiene amor. ¿ Cómo no estar contenta?
Lo que estoy segura que voy a hacer hoy es parar de escribir un poco. Llevo muchísimo, no he parado en estos cinco días. Necesito recoger ideas, nuevas cosas, ordenarlas... Total, que hoy me tomaré un descanso. Llamaré a Mel mientras que Dani está con Josh.
Las dos comemos mientras vemos la tele. Me cuenta, como siempre, lo que ha hecho durante la mañana, y tras hacerlo, me pregunta a mí como me ha ido. Yo le suelo contestar que como siempre.
- Tía, hace mucho que dijimos de redecorar la casa y solo hemos puesto las cortinas nuevas.
- Es verdad. ¿A qué hora has quedado con Josh?
- A las 19:00
- Pues yo quedaré a esa hora con Mel. Antes, vamos de compras.
-¡Vale!
Friego los platos mientras ella quita la mesa. Le ayudo a elegir ropa para quedar con Josh y nos vestimos. Ella se pone una sudadera roja, unos vaqueros con rotos y unas de mis Converses. Yo adopto el mismo estilo: sudadera con la bandera de UK, vaqueros y unas Converse azul marino.
Salimos y nos vamos al centro comercial de la última vez. Dani conocía más centros gracias a los sitios que ha visitado con la beca, pero este es el que más cerca nos pilla. Las puertas automáticas de cristal se abren y recorremos cada centímetro de cada tienda.
Nuestra compra termina con muy buenos resultados: Dos cuadros de Londres con miles de colores y luces en la noche, uno en blanco y negro de París y uno que es un montaje bastante bien hecho de las cosas típicas de España: un toro, una chica bailando flamenco, una guitarra española...Es precioso porque es en blanco y negro y solo destacan las cosas coloreadas en rojo. Yo quería uno de Nueva York y de Irlanda, pero de la primera ciudad eran muy grandes y de la segunda opción no había.
También hemos pillado una oferta muy buena y hemos acabado con un juego de mantas y cortinas de un verde pistacho muy alegre. Las cortinas serían para las habitaciones y una de las mantas forraría el horrible sofá de flores que dejará se serlo.
Son las 18:20. Estoy en el sofá, hablando por Tuenti y Twitter. Mi prima Elena no está conectada y llevamos sin hablar desde que me dijo lo de Navidad. Mi madre  tampoco aparece en el chat( sí, hoy pienso hablarle. No podemos estar así) y mi hermano más de lo mismo.  Raro... haré tiempo hasta que alguno de ellos se conecte mirando Twitter. Mis seguidores son Directioners y Little Monsters, como ya imaginabais. De mi diosa Gaga no hay nada nuevo. Está en Suecia, promocionando su nuevo disco que ya mismo saldrá a la luz. De los chicos tampoco hay nada del otro mundo: están en Londres, gravando su nuevo disco y por ahora, bastante tranquilos. A Dani la han dejado un poco en paz, pero aún hablan de ella con frecuencia.
Vuelvo a Tuenti y antes de que pueda revisar el chat para ver si hay alguien con quien hablar, mi padre me saluda. Es extraño, porque suele ser mi madre o mi hermano los que se conectan y él me saluda desde sus cuentas.
Alberto: Hola Marina 
Yo: ¡Hola papá! Que raro que estés conectado
Alberto: Quería hablar contigo desde mi cuenta por una vez, ¡jaja!
Yo: Jaja.
Alberto: ¿Cómo estás?
Yo: Bien, me han pagado el primer mes de niñera y ahora tengo más dinero.
Alberto: ¿Y Dani está bien?
Yo: Claro
Alberto: Me alegro por las dos.
Sé perfectamente de lo que quiere hablarme mi padre.
Yo: Quieres hablar de la pelea, ¿no? 
Alberto: Pensaba ir al grano ahora mismo. He estado hablando con tu madre y quiero dejarte mi opinión. No voy a echarte la bronca, solo quiero hablar.
Yo: Adelante.
Alberto: Me parece mala idea anular la denuncia porque ese tío no se merece irse de rositas. Pero, por otra parte, enciendo que quieras olvidar porque eres muy feliz ahora mismo. Estoy con mamá al lado y hablo por los dos cuando digo que respetamos tu decisión si piensas que es la mejor.
Yo: Lo pienso, y no quiero darle más vueltas.
Alberto: Vale, dejemos el tema. Mamá dice que siente haberte dicho todas esas cosas, que todo fue por los nervios. Ella está muy orgullosa de ti y por supuesto que está contenta de que vivas allí, al igual que yo.
Yo: Gracias a los dos por entenderlo. Dile a mamá que la quiero.
Alberto: Yo también te quiero ( soy mamá)
Yo: ¡Hola mamá!
Alberto: Ahora soy yo de nuevo. Nos vamos a casa de los abuelos, hablamos mañana, ¿vale?
Yo: Vale, adiós, besos a los abuelos.
Me desconecto de ambos sitios y respiro aliviada. Han sido muchos días sin hablar con ella y me alegro de que todo se haya arreglado en este momentito de nada. Mi padre se ha mostrado muy comprensivo y estoy segura de que mamá me ha pedido perdón gracias a él.
 Ahora tengo que llamar a Mel. La invitaré a cenar, sí. Al restaurante de al lado.


Estoy en el salón, tumbada en el sofá, mirando cosas inútiles en mi  móvil. Solo pienso en una cosa: He besado a Marina. Llevo los cinco días pensando en lo que he hecho, en que ni siquiera estaba borracha, que fue un impulso y fue... demasiado real. ¿Soy lesbiana? Ni lo sé. Nunca lo he sido. Llevo más de un año sin novio, pero es porque los chicos que conocía no me convencían. No estoy, ni mucho menos, desesperada. Además, pienso que se  está mejor sin nadie. Pero... lo de cinco días atrás fue tan confuso...
Decido enfrentarme a la realidad e intentar averiguar que le vi a Marina justo antes de besarla. Cierro los ojos y me concentro en la imagen: Ella, dando pequeños sorbos al té que preparé, sonriendo a pesar
de lo mucho que le dolía la cabeza, moviendo con gracia su pelo largo de escasas ondas... Sí, Marina es encantadora y tiene varios detalles que enamoran, solo que es difícil encontrarlos. Y lo que ha pasado es que yo, sin buscarlos, los he visto, y ahora... dios mio, ¿ ahora qué?
Ella estará asustada y aún sorprendida, a saber si vuelvo a verla. Y yo, pues quiero verla, porque me cae genial y porque quiero perdonarla por haberla cagado de esta manera. Quiero seguir siendo amiga suya y de Dani, porque son muy majas y bueno, lo que siento por Marina no es nada claro, pero necesito estar a su lado para saber cual será el final.
La pantalla de mi móvil se oscurece para segundos después dejar paso a una llamada. No puedo creer lo que estoy viendo: Ella me está llamando. Joder, esto es muy fuerte... Dios mio, ¡me está llamando, después de todo! Pero que gilipollas soy, ¡cógelo, Mel, cógelo!
- ¿Sí?
-¡Hola Mel! Soy Marina.
Me habla con normalidad, sin ningún matiz de nerviosismo en la voz.
-Hola Marina, ¿cómo estás? ¿se te ha pasado ya el resfriado?
- Sí, estoy muchísimo mejor. Oye, llevamos mucho sin vernos y he pensado... ¿te vienes a cenar? Hay un restaurante al lado de mi casa, no es el más lujoso, pero tiene buenos platos.
-¡Claro que sí! ¿A que hora?
- A las 19:30, ¿te parece bien?
- Sí, ¡nos vemos!
- Adiós, Mel.
Cuelgo deprisa, como si al alargar la llamada se estropeara todo. Marina, aparte de enamorar con sus detalles, es una maravilla de persona. Quiere seguir siendo mi amiga, cuando cualquier otra chica hubiera huido de mi. Me voy al armario, ¿qué me pongo? ¿la falda nueva? O mejor... ¿los pantalones negros de pitillo y la camisa rosa?...


Llamada finalizada. Se ha notado perfectamente como Mel se ha ilusionado. Es una buena chica, amable y sonriente y casi sin conocerme, me consiguió trabajo. No quiero dejar de ser su amiga, por favor, es demasiado maja.
Son las 18: 45. Dani se viste mientras yo intento colocar una de las cortinas en mi habitación, pero no me sale. Mejor me espero a que Dani pueda ayudarme o a que lo haga Josh.
- Marina, ven, a ver que te parece.
Entro a la habitación de Dani y la miro. Se ha puesto una falda negra de vuelo con una camisa azul turquesa preciosa metida por debajo.
-¿Me dejas unos tacones?
- Claro.
Le doy unos tacones de botines del mismo azul
- Oye, me tienes que dejar esa camisa, no sabía que la tenías y es genial.
- Me la compré poco antes de venir aquí. Entonces, ¿te gusta?
- Como siempre, sí. Si yo ahora mismo fuera Josh, no respondería de mis actos.
- Ala, ala, que bestia- se ríe- ¿Me dejo el pelo al natural?
- Póntelo a un lado, cogido con pinzas. Ven, te ayudo.
Estamos las dos frente al espejo del baño. Le pongo todo el pelo para el lado del flequillo, de tal forma que cae en su hombro pareciendo más largo aún de lo que es. Se lo pillo con varias pinzas y horquillas marrones que se camuflan en su pelo y ya que estoy, la maquillo un poco dándole base y rímel.
- Quiero que seas mi estilista.
- Ya lo soy.
Josh llama y abro la puerta.
- Hola Marina, ¿cómo estás?
- Bien, gracias por preguntar- le doy dos besos- Dani ya mismo sale.
- Vale, me pillo una cerveza.
- No tenemos.
- Que niñas más buenas, ¿no bebéis?
- No, no nos gusta- digo, riéndome.
- Bueno, ¿cómo lleváis la vida de famosas misteriosas?
Me río una vez más. Los dos nos sentamos en la mesa del centro del salón.
- La que sale en las fotos es tu novia, yo aún no he experimentado esa sensación.
Ahora quien ríe es él. Dani ha elegido al chico mas majo de Londres.
- Oye, hemos comprado más cortinas y cuadros, ¿nos ayudarás a ponerlos? Es que yo soy muy torpe.
- Claro, mañana si no tenéis nada que hacer me paso por aquí.
- Oye, ¿dónde vas a llevar a Dani?
- ¡Sorpresa!
- Vaya, eres el chico sorpresas.
- Sí, es verdad.
Mientras que los dos reímos de nuevo, Dani entra en el salón. Él se queda embobado haciéndole una radiografía con la mirada.
- Joder, que guapa estás.- se besan mientras yo miro. No pueden ser mas monos.
- Bueno, fuera de aquí, que la mujer solitaria se queda. Me faltan gatos, muchos gatos.
- Yo te los compro.- dice Dani y yo me río, cuando se supone que debía sentirme ofendida.
Ahora me toca vestirme a mi. Opto por unos shorts color rojo, una camiseta de tirantes blanca y unos tacones con bastante plataforma del mismo color. Me pongo la americana negra de Dani y cambio las cosas de mi actual bolso a un bolso del mismo color que la chaqueta. Decido alisarme el pelo, haciendo que sea más largo aún de lo que lo tengo y me cojo el flequillo en una graciosa trenza. ¿Maquillaje? Bah, paso. Rímel y punto.
Mel llama a la puerta y le abro con mi mayor sonrisa.
-Hola- nos damos dos besos-
- Hola Marina.
- Espera, cojo mi bolso y nos vamos.
Salimos de allí y caminamos los pocos pasos hasta el restaurante. Está muy nerviosa y se le nota bastante. Yo le sonrío e intento que se relaje, pero de nada sirve. Tengo muchas preguntas, pero no me atrevo a preguntárselas de golpe: ¿Es lesbiana, o acaba de descubrirlo? ¿Lo saben sus padres? ¿Lo aceptan? No se ni por qué, pero sus padres no aceptarían eso. Son la típica familia que debe ser perfecta en todo y cualquier cambio que se produzca es como un desperfecto. No hay nada mas que ver a Mel, que con 19 años lleva la vida de una mujer de 30. Solo le falta formar una familia. Adam la presiona con el trabajo y Lisa, aunque no lo se, estoy segura que le ha enseñado como ser toda una señorita. No hay mas que verla: lleva unos pitillos de color beige con una camisa de manga al codo blanca remetida, unos zapatos planos marrones y una rebeca del mismo color que se quitó cuando llegó a recogerme. Estoy segura de que está deseando ponerse un vestido más corto de lo normal, unos taconazos tan grandes como los míos y dejarse el pelo suelto y salvaje, no como ahora, que lo lleva recogido en un elegante moño. Parece muy independiente, pero en realidad Lisa y Adam la manejan a su semejanza. Jake y Molly van por el mismo camino.
Pedimos la comida y en poco tiempo la tenemos delante. Estamos hablando de las cosas  de siempre: el trabajo, los estudios, España, la famosa faceta de chica desconocida de Dani... Pero necesito ir al grano:
- Oye Mel.
-¿Sí?- dice, aún más nerviosa y bajando la mirada hacia su plato.
- Quiero que sepas por qué te he invitado a cenar. No quiero que lo que pasó el otro día se interponga entre nosotras, porque tu eres muy buena persona y amiga y no quiero que ese desliz nos separe.
Se le ilumina el rostro y me mira:
- Estoy totalmente de acuerdo. Yo quiero pedirte perdón por lanzarme y cagarla un poco.
- No te preocupes, no tienes por qué pedir perdón. Además, hiciste bien.
- ¿Qué?
- Si no me hubieses besado, te hubieras quedado con la duda de si soy lesbiana o no, de si siento algo o no. Así que hiciste lo correcto.
Se ríe aún más contenta y más nerviosa. Es majísima y tras esa careta de niña sofisticada y elegante hay una chica normal a la que estoy segura que le encantan las sudaderas y los vaqueros rasgados tanto como a mi.
- Pero hay un problema...
-¿Cuál?
- Que no sé si soy lesbiana o no.
Me callo pensando en que decirle, pero ella sigue hablando.
- Te besé porque no sé, sentí algo dentro que me dijo que lo hiciera. Pero nunca había sentido esa sensación.
- Yo creo que si lo eres, solo te hace falta tiempo para descubrirlo. ¿Nos vamos a mi casa?
- Vale.
Pago la cena, no demasiado cara, y volvemos. Hago unas palomitas para las dos mientras le enseño las cosas nuevas para decorar la casa. Se enamora del cuadro de España y me pregunta dónde lo he comprado para pillar uno igual o parecido. La verdad es que el juego de colores de ese cuadro es lo que lo hace tan especial.
Nos olvidamos del tema de antes y empezamos a hablar sobre otras chorradas, como la ropa. La llevo a mi armario y empezamos a sacar vestidos, sudaderas, vaqueros, pitillos... Combinamos las prendas y nos las probamos, haciendo como si estuviéramos en una pasarela de modelos. Se prueba todos mis tacones, las Converses, los vestidos más cortos y con más escote, todas mis sudaderas... La mujer pija de antes ahora es una sexy chica de cuerpo espectacular con ropa de mil colores.
-¡Me encanta todo tu armario!
- Puedes pedirme lo que quieras.
- ¿Me puedo probar aquellos tacones?
- ¿Estos?- digo, cogiendo unos taconazos morados.
- Sí, parecen los más altos de todos los que tienes.
Se los pone y sorprendida por su gran aumento de altura, camina con torpeza. Las dos reímos a carcajadas. Se los quita y me dice muy ilusionada: "Me encantan"
- Pues te los dejo.
- No, no lo quise decir por eso...
- Me da igual, llévatelos y póntelos para alguna ocasión especial.
- Es que yo nunca he sido de tacones muy altos... Es más, yo nunca he sido de tacones.
- Pero si te gustan, ¿por qué no ponértelos? Tienes 19 años, si no te los pones ahora, ¿cuándo piensas hacerlo?
Se queda pensativa y se los vuelve a poner mientras se mira al espejo.
- Es verdad, me los quedo.- mira la hora y abre los ojos- oye, tía me voy ya, que mañana madrugo.
Se vuelve a vestir con su ropa de abuela y se despide de mi con un gran abrazo.
- Ya sabes, cualquier duda o lo que sea, dímelo e intentaré darte consejo.
- Gracias por todo Marina, eres una gran persona.
Se marcha calle abajo buscando su lujoso Mercedes con una gran expresión de felicidad en la cara y mis tacones morados metidos en la bolsa que cuelga de su brazo.
Ahora me toca esperar a Dani, que no tardará mucho en llegar. Ordeno el armario y me tumbo en la cama mientras miro Twitter, esperándola para contárselo todo.

Unas horas antes...


Me monto en el coche de Josh y le pregunto que a dónde vamos hoy.
- Pues vamos a cenar en mi casa.
- ¿Cocinas tú?
- Claro.
-¡Qué bien! Como no esté bueno te lo digo, que soy sincera-ríe- ¿Y tu madre estará también?
- Ahí quería yo llegar. Cenamos en mi casa porque quiero que la conozcas. Bueno, ya la conoces por el tema del alquiler, pero es para que te conozca como mi novia
- Por mi bien.
- Quizás esta noche te aburras un poco, pero es que lo veo necesario ya.
- Primero: quiero conocer a tu madre. Segundo: ¿necesario? ¿a que viene la necesidad?
- ¿Te acuerdas que te dije que mi madre estaba enferma?
Mi cara cambia automáticamente.
- Sí, pero, ¿ qué pasa?
- Ha empeorado
- ¿Es muy grave?
- No, pero por ahora. El médico me ha dicho que no sabe cuando, pero dentro de poco la cosa podría ir a muchísimo peor...
Le abrazo y le susurro al oído: "lo siento"
- Pero aún está aquí y pienso disfrutar de mi madre todo lo que pueda. Lleva ya varios meses diciéndome que me eche novia, que no quiere morir sin verme enamorado. Cuando le hablé de ti se puso muy, muy contenta y le vamos a dar la sorpresa de que vienes a cenar.
- ¡Pues vamos! Estoy deseando conocerla, seguro que es un amor de mujer.
Conduce hasta su casa y nos bajamos. Abre la puerta mientras grita "Mamá, ya estoy aquí"
- Soy vieja, pero aún no estoy sorda, no grites.
- Vale, lo siento. Tengo una sorpresa.
Al oír eso, entro en el salón y saludo.
- Buenas noches.- sonrío- Soy Danielle.
El serio rostro de la mujer cambia a una sonrisa esplendida que la hace parecer hasta mas saludable de lo que está.
-¡Que alegría! ¡Por fin te conozco! Pero, oye... ¿tu no eres una de las chicas a las que le alquilamos la casa?
Por lo que veo, la memoria tampoco le falla mucho.
- Así es.
- ¡Dame un abrazo, hija mía! No puedo levantarme.
Me agacho frente a ella y nos fundimos en un cariñoso abrazo.
- Pareces una chica muy buena y además eres preciosa. Es una alegría saber que mi hijo estará contigo, al menos hasta que yo falte, que será dentro de poco.
En sus palabras no hay ni una pizca de tristeza, más bien parece la madre más feliz del mundo.
- Voy a preparar la cena- dice Josh- Te voy a mover hasta la mesa, ¿vale?
Conduce la silla de ruedas hasta una mesa en el salón colocada frente a la tele. Me siento en una silla a su lado mientras sigue echándome flores.
- Bueno preciosa, ¿ a qué te dedicas?
- Pues estoy estudiando.
- Así me gusta, estudiando, como mi Josh. Tu familia está muy lejos, ¿verdad?
- Sí, están en España.
-¿Y les echas de menos?
- Claro que sí, les quiero mucho. Pero estoy viviendo con una de las personas que mas quiero.
- Hablas de la otra chica, ¿verdad? ¿Cómo se llama?...
- Marina.
- Eso, eso. También me pareció una chica preciosa y cariñosa como tú.
Josh aparece con varios platos y pone la mesa. Se sienta con nosotras a comer mientras seguimos charlando.
- La última novia de Josh no me gustó nada al principio. Después, cuando empecé a llevarme bien con ella, lo dejaron. Mira que se lo dije, "¡esa no te conviene!" Pero tú eres diferente, a mi me gustas mucho.
Josh no puede aguantar la risa y casi hecha toda la comida por la boca. Al ver su reacción yo también me río y la mujer tose en un intento de risa.
Ya hemos terminado y es hora de que me vaya. Le doy dos sonoros besos a la mujer, que se llama Juliette, y Josh me acompaña a la puerta.
- Eh, esperad.
-¿ Qué quieres, mamá?
- Besaros. ¿Qué pasa si no vuelvo a verte, Danielle? Quiero que os beséis y me demostréis que estáis juntos.
- No seas pesimista, mamá.- dice Josh, pensando que para mi esto es un momento incómodo. Pero no lo es.
- De acuerdo, Juliette.- me acerco y nos besamos. Es el beso mas extraño que he dado. No porque no me haya gustado, es más, me ha encantado, porque sé que ha sido admirado por una persona que adora que estemos juntos.
Una vez en la puerta, nos damos otro, más largo todavía.
- Acabas de hacer a mi madre la mujer más feliz del planeta.
- No, la mujer más feliz del planeta soy yo por tenerte.
Joder, menuda cursilada acabo de soltar. Me ha salido del alma.
- Te quiero. Mucho.
Nos damos otro beso antes de marcharme
- Siento no poder llevarte, pero no quiero dejarla sola ahora.
- No te preocupes, me pillo un taxi.



Oigo unas llaves y un taconeo. Me asomo y veo que Dani entra con su habitual cara de felicidad.
- Definitivamente, ya no eres Mrs Malik. Estás demasiado colada por Josh.
-¿ Cómo no estarlo? Por Dios, acaba de sacarle miles de sonrisas a su madre.
-¿ Habéis estado con su madre?
- Me pongo el pijama y te cuento.
Decido ponerme yo también el mío y nos acoplamos, como cada noche, en el sofá. Increíble lo que acababa de hacer Josh. Con esto ha demostrado ser el ser más cariñoso de la tierra. No quiero que él y Dani se separen nunca, nunca, nunca.
- Ahora te toca contarme a mi, ¿cómo ha ido con Mel?
Le relato mi tarde- noche con ella y lo bien que hemos acabado.
- Joder tía, con esto le has dejado bien claro que no quieres perderla. Decimos de Josh, pero tu también eres muy buena.
- Ui, que empalagosa vienes hoy...
- ¿Encima?- me pega un puñetazo en el hombro
- Así, así es la Dani de verdad. ¡Beeeestia!- le pego con un cojín y acabamos en una pelea. Un rato después, decidimos irnos a la cama.
Hago un mini resumen del día de hoy: hemos comprado los cuadros y demás para decorar que Josh nos pondrá, he arreglado las cosas con mi madre y  lo he hablado todo con Mel. Pero falta una cosa por la que ya hemos perdido completamente la esperanza: la llamada de Harry. Una noche más, me duermo mientras ese último triste pensamiento me acompaña.







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