domingo, 28 de octubre de 2012

CAPÍTULO 15.

El metro, tan abarrotado como siempre, abandona la parada de la que salgo y se dirige hacia la de Ana. Al llegar, la busco con la mirada entre el montón de gente y la veo dirigirse hacia mi.
-¡Hola!- se agarra a duras penas a una de las barras.
-Hola.
- Ui, no te veo muy bien. ¿Qué te pasa?
Lógicamente, mi cara es algo extraño. Casi no dormí la otra noche y encima ayer volvimos a las tantas. He estado a punto de mencionarle las palabras "One Direction", pero mejor me callo.
- Llevo dos noches durmiendo mal, no se por qué.
- Oh, lo siento. Quizás sean nervios. Yo tampoco duermo mucho últimamente, noto mi casa extraña.
- Porque aún no la consideras tu casa.
- Tienes razón.
Nos bajamos y nos sentamos en el banco de día anterior.
- ¿Cómo te va en el instituto?
- Aún no he tenido el valor de hablar con nadie. Es decir, sí que he hablado, pero no he intercambiado números y nada por el estilo.
- Oye, a mi me pareces buena chica y tienes mi número. Si te aburres, mándame un whatsapp y quedamos tu, yo y además, te presento a Dani.
- Muchas gracias, en serio. Es como que con tus palabras de ayer y lo de ahora, me está siendo más fácil vivir aquí.
Esbozo una amplia sonrisa. Adoro la sensación de hacerle el camino más fácil a una persona, sobre todo si es tan tímida como Ana.
Molly sale tan decidida como siempre. Me abraza y educadamente saluda a Ana. Levanto la cabeza buscando a Jake, pero no le veo a él. Veo a Rafa hablando con esa chica tan guapa... Leyla. Sí, se llamaba Leyla. El amor de Jake. Y hablando de él, lo veo aparecer por atrás con un intenso odio en su mirada.
Rafa y Leyla se dan dos besos. También se despide de Jake, pero no repite la acción. Los dos vienen con nosotras y nos saludan, pero él solo me dice "hola" a mi.
Bajando la calle, Molly se cruza en mi camino dirigiéndose a un kiosko. La persigo y como sospechaba, la veo mirando las revistas sobre famosos.
- ¿Me compras esa de allí? Tiene un poster de One Direction.
-¡Claro!
Si digo la verdad, yo aún compro revistas de esas, no por la información, que suele ser falsa o atrasada, si no por el mismo motivo que Molly. Pero solo llevo dinero para una revista.
- Aquí tienes, preciosa.
-¡Gracias!
Corre unos metros hacia delante mientras la hojea. Todos entramos en el metro y a la salida nos despedimos.
Abro la puerta de casa y Molly sube a su cuarto para colgar el poster. Jake se cambia de ropa como siempre.
-Rafa, ¿verdad?
-Sí.
- Lo sabía.
-¿Lo has visto? No es justo, yo estaba antes. Joder, ni siquiera le gusta One Direction.
- Eh, una directioner se puede enamorar de alguien a quien no le guste One Direction.
- No es eso, es todo. Joder, es que gracias a ella me olvido de los demás gilipollas que me dicen de todo. Ahora me la va a quitar, lo sé.
- No seas pesimista. Ella puede ser amiga de los dos...
-¿Has visto como le ha dado dos besos y a mi no?
-Quizás tenía prisa...-digo, en un nulo intento de buscar una buena solución a su tristeza.
- No digas tonterías.
-Vale, sí, a ti solo te ha dicho adiós... Pero yo creo que seguirá siendo tu amiga, Rafa no será un problema para vosotros dos.
- Eso también me preocupa. Yo no quiero que sea mi amiga.
Me ayuda a poner la mesa y comemos. Decidimos no hablar delante de Molly, aunque está perdida en sus dibujos de princesas.
Se sube a la sala de juegos a seguir con su revista. Quitamos la mesa,  fregamos los platos y decidimos irnos al salón. Encendemos la tele pero la ponemos en modo radio.
- Me ha costado mucho llegar a ella, y él lo ha hecho en 2 días.
- No todos tenemos el mismo carácter. Unos socializan más rápido que otros.
- Marina, en serio, ¡mírale! Es alto, moreno, guapo...
-¿Perdona? Mírate tú:  tus rizos pelirrojos, tus ojos verdes... Yo creo que si no enamoras a Leyla, enamoras a las demás chicas de tu instituto.
Consigo que esboce una pequeña sonrisa.
- Pero yo la quiero a ella...
Unos conocidos ritmos hacen que Jake corte su frase. What Makes You Beautiful suena. La voz de Liam canta las primeras palabras. Los dos cantamos también al unísono. Mostramos una amplia sonrisa mientras que yo recuerdo todo lo que viví anoche. Entre el cansancio y el darle consejos a Jake se me había olvidado. Canto aún con más ganas y él lo nota. Estoy apunto de contárselo, pero me aguanto las ganas que se esfuman con las últimas notas.
- Guau. ¿Qué ha pasado?- me pregunta.
-Que somos directioners.
Asiente con la cabeza convencido y yo, satisfecha, confirmo que he conseguido lo que quería.
Adam viene.Me despido de Molly y de él, aunque los dos queríamos pasar más tiempo juntos.


- Pues al final Jake te va a caer bien.
- Me cae bien. Me calló bien desde el principio, pero me dio mucha rabia que por cuatro giilipollas se comportara de esa manera.
Le cuento a Dani todo lo que ha pasado. Casi sin quererlo acabamos rememorando la noche anterior.
-Se me hizo corta. Demasiado.- le digo.
- Pues para mi fue perfecta. Cena, discoteca... Encima estuvieron naturales y muy amables. ¡Nos consideran amigas!
- Ya lo se, pero no me gustó. Es decir, adoro que estemos así con ellos, pero faltan cosas.
-¿Qué? No te entiendo.
- Todas las veces que he imaginado conocerles les explicaba por qué le quiero tanto y por qué me puedo llamar directioner orgullosa. Pero ahora que tengo la oportunidad no me salen las palabras. Les he abrazado, he bailado con ellos, ¡hasta les he contado lo de David! Pero si lo piensas bien, faltan palabras.
Se queda pensando sobre todo lo que le acabo de decir. Confusa, asiente con la cabeza, sin entenderlo del todo.
- Cambiando de tema...¡mañana es 23!
-¿23?
Un momento...¡23! ¡Mi cumpleaños!
-Tía, 19 añazos ya...
-¡Lo sé! Lo que no tengo ni idea es de qué voy a hacer.
-¡Party Hard! ¡Como el años pasado!
Oh Dios mio... el año pasado. Ese día fue inolvidable. Lo tenía todo planeado desde la semana pasada. Llevé a mis amigos a una famosa discoteca de Jaén. Después, Yoli y otras dos amigas más dormimos en casa de mi amiga Paula porque sus padres no estaban. Cogimos el autobús y cuando llegamos allí la música nos devoró. Cuando la discoteca cerró a las 7 de la mañana, nosotras queríamos más. Bailaba por las calles de Jaén al ritmo del cumpleaños feliz. A las 9 de la mañana, cansadas de dar vueltas por ahí, volvimos y estuvimos todo el día durmiendo. Me acuerdo de todo por que no bebí casi nada, pero la locura me atacó más fuerte que a los demás.¡Hasta recuerdo que Dani se apoderó de la pista de baile y todos la miraban!
- Ese día fue de los mejores de mi vida. Cumplí años de la mejor forma...
-¿Te acuerdas de mi bailando? Por favor, ahora lo pienso y no se como acabé así...
- Estaría bien ir a la discoteca dónde fuimos ayer, pero, ¿con quién? El año pasado estaba con todos mis amigos...
- Mel vendría sin duda. Josh también.
- Ana, la chica del metro. A ella también la puedo llamar. Y para de contar...
- Bueno, están ellos...
Las dos hemos pensado lo mismo. Ellos, nuestros amigos.
- Pero no sé... No estoy segura.
- Yo creo que aceptarían perfectamente.
- Pero... no. No quiero. Bueno, si quiero. Pero...¡ no, joder!
He entrado en un estado de confusión total. Es decir: son mis amigos, sí, pero...¿ tanto como para llamarles y decirles que vengan a la discoteca? No lo sé, joder, no lo sé.
- Haz lo que tu veas... Si no, vamos nosotras y Josh. Lo vamos a pasar igual de bien.
- No voy a llamar. Estarán ocupados con las entrevistas y todas esas cosas.
- Repito: haz lo que quieras.
Me quedo pensativa mientras ella se levanta con el móvil en la mano. Seguramente para hablar con Josh.
No, no pienso hacerlo. ¿Quién soy yo para llamarles? Como si no tuvieran más amigos. Paso.
Cojo el portátil y me pongo a escribir, pero no puedo. Todo lo que le he dicho a Dani me invade. Es una sensación muy extraña, porque...¿Hola? He estado en una discoteca con mis ídolos, pero... Necesito más. Necesito amarles, quererles, necesito gritarles por qué son tanto para mi. O quizás, solo necesite una buena siesta. Estoy muy cansada.

Me levanto por culpa de mi tono de llamada. En mi móvil aparece un nombre: Ana. Lo vuelvo a dejar en la mesa mientras hundo mi cabeza en un cojín. Al fin la música para. Dani, que también estaba durmiendo, sale de su habitación.
-¿Quién coño era?
- Ana.
- Pues como buena española, debe entender que la siesta es sagrada.
Me río mientras me decido a devolverle la llamada.
-¿Ana? No me ha dado tiempo a cogerlo.
- ¡No pasa nada! Es que necesito quedar contigo.
-¿Por qué?
- Mis padres dicen que tengo que hacer amigos y no se cree que ya te tengo a ti. ¿Puedes quedar? Hay un parque precioso y muy grande junto a mi casa y podemos pasear por allí.
No tengo ganas de salir, solo quiero estar todo el día con el pijama puesto. Pero... Jo, me da pena Ana. Le voy a decir que sí.
- Vale, ¿ a que hora?
- Ya. Es decir, vístete y vente.
- Bueno, tardaré un poco. ¿Puedo traer a Dani?
- ¡Claro, ni lo preguntes!
- Dame la dirección.
La apunto en un papel y cuelgo. Dani resopla al enterarse diciéndome una vez y otra vez que está cansada. Pero al final acepta.
Me pongo una sudadera rosa, unos shorts vaqueros de esos que enseñan los bolsillos y unas Converses. Dani se pone unos pantalones rojos con mi sudadera de la bandera de UK.
Cogemos algo de dinero, el móvil y las llaves. Pedimos un taxi y en poco tiempo estamos allí.

Llamo y Ana me abre la puerta. Se le ve contenta. Se nota que hacía tiempo que no sale. Tras darle dos besos, le presento a Dani.
- Encantada. Pasad, que mi madre os quiere conocer.
Las dos, algo cortadas, saludamos a su madre y a su padre. Sonrío a Rafa, ya que le conozco.
-¡Hola Marina! Por fin te conozco, eres la primera amiga que Ana se ha echado en Londres. ¿Y tú eres...?
-Yo soy Danielle.
- Encantada de conoceros a las dos.- Dice su padre.
- Nos vamos, vuelvo para cenar.
Salimos de allí y entramos en el gran parque. Sí, es enorme, y además muy bonito. Tiene senderos de tierra que se dividen en varios caminos, bancos de formas raras, toboganes y columpios. También tiene árboles muy altos y mucho césped dónde no se ven señales de "no pisar". Dani y ella hablan  para conocerse mejor.
- Marina me ha contado lo de que eres modelo.
-¡Aún no soy modelo!
- Pero te falta poco, ¿verdad?
- No, me falta mucho.- las tres nos reímos.
- Bueno chicas, quizás no os interese, pero sois mis únicas amigas aquí y... Necesito contaros algo.
-¡Somos todo oídos!
- Ayer salí a pasear por aquí porque estaba agobiada de todo. Me senté en un banco y un chico muy guapo se acercó a mi. Era moreno, con los ojos verdes, muy alto... Me preguntó que me pasaba y no se lo conté, porque me daba corte, pero empezamos a hablar y conseguí su número.
-¡Ala, que bonito! ¡Parece una novela de amor!- Exclama Dani.
- ¡Ya lo se! Estoy flipando, no me lo esperaba para nada. Fue increíble, en serio.
-¡Pues no pierdas la oportunidad!- le digo.

La tarde se nos pasa rápida y Ana se va a su casa. Creo que lo peor que ha podido hacer es venirse a Londres. ¿Por qué? Por que es muy tímida y sus padres muy manipuladores. Dani y yo lo hemos notado desde la llamada. Ahora ella está perdida en un lugar nuevo y con casi 18 años sus padres no le dejan salir después de cenar.
- Pero nosotras somos libres. ¿Nos damos una vuelta?
-Vale.
Cruzamos la calle y acabamos en otra llena de tiendas de principio a final. La noche empieza a cubrir el cielo y las luces llenan la ciudad. Empieza a hacer frío y Dani me abraza. Casi nos caemos y me empiezo a reír mucho. Y una vez más, me pongo tierna, hasta ñoña diría yo. Somos nosotras dos y el resto del mundo aparte. La calle es nuestra aunque por ella numerosas personas, cada una en su mundo, pasean, corren o miran escaparates. Casi hipnotizada me paro frente a uno.
-¿Qué?
-Mira.
Las dos admiramos un vestido. El más bonito que he visto en mi vida. Corto. Muy corto diría yo. Liso, sin ninguna forma, de tirantes gordos. Miles de lentejuelas plateadas brillan cubriéndolo por completo. Sencillo, pero lleno de luz. Más que toda la calle, más que todo Londres de noche.
- Es precioso.
- Dios, es demasiado bonito.
- Bonito se queda corto.
Sin decir nada más entramos. Una chica nos acompaña al probador. Dani me espera fuera. Cuando salgo, se lleva las manos a la cabeza y a punto de gritar, me dice:
-¡Te queda de puta madre!
- Shh, esa boca- me río divertida.
-Mírate al espejo.
Me giro y me paro frente a un gran espejo al final del pasillo de los probadores. La expresión de Dani ha sido la más acertada. Me doy la vuelta y los destellos chocan en el espejo, locos, libres.
- Trae  unos tacones rojos. Los más altos que haya.
Aparece con unos tacones de aguja y con muchísima plataforma de un rojo que resalta muy vivo. Me los pongo y paseo un poco sin quitar la mirada de mi.
- Estoy perfecta, joder. Soy como una modelo.
-¿Cómo? Eres una modelo. ¡Mírate! Pero...¿cuánto cuesta?
Mi sonrisa se desvanece mientras toco la etiqueta que está en mi espalda.
-¿Me lo dices tú? No llego a verlo.
Me doy la vuelta y Dani se levanta. Al coger la etiqueta permanece callada.
- Imposible, ¿verdad?
- Y tanto. 103 euros.
-¡Joder!
- A eso, suma los tacones.
-¿Cuánto cuestan?
- 23 euros.
- De los tacones me lo esperaba, pero del vestido no. Joder, no puedo.
Me vuelvo a encerrar en el probador y me lo quito. Abandonamos la tienda con la desilusión en el rostro y Dani se dispone a ir a casa, pero la paro.
-Eh, no tenemos dinero para eso, pero si para ir al McDonalds.
-¡Perfecto!
Cogemos el metro, lleno de gente lista para la fiesta y el desfase, ya que es viernes. Vestidos, tacones, mucho maquillaje... Y luego estamos nosotras, con sudaderas y vaqueros. Londres no se conoce como un sitio muy fiestero, pero seguro que si investigo en internet encuentro más de un sitio de moda. Ahora que lo pienso, ningún vestido se puede comparar con el que hace un rato estaba sobre mi cuerpo.
El móvil de Dani suena.
-Dime...¿Qué?...Pero estamos lejos, vamos al McDonalds...Vale, ¿dónde está?...
De repente me mira y me habla frenéticamente.
- Apunta en el móvil, corre.
Rápidamente abro el icono de "Notas" y apunto una dirección. Algo malo tiene que ser, porque también me dice que apunte el nombre de un hospital.
- Cuando nos bajemos de aquí cogemos un taxi...Te quiero.
Al decir "Te quiero" adivino que era Josh.
- Tía, la madre de Josh. De repente le ha empezado a faltar la respiración y están en el hospital.
-Madre mía...
- Josh está en el pasillo, la han entrado a una habitación y está muy solo. Vamos con él, por favor.
- No hace falta que me lo pidas dos veces.
Bajamos del metro y corriendo buscamos un taxi. Uno nos hace caso y le damos la dirección.
- Por favor, vaya lo más rápido posible.
A un ritmo normal, el coche recorre las calles hasta el hospital, pero a nosotras nos parece el  más lento de todos. Solo he hablado con esa señora una vez, pero Dani me contó todo lo que le dijo y como la trató aquel día que cenó en su casa y sé que está realmente preocupada. El taxista nos deja allí y ella le envía un WhatsApp:
Estamos en la puerta, sal
Minutos después, Josh aparece. Tienes los ojos enrojecidos y la piel colorada. Antes de que pueda reaccionar a verle, Dani corre y le abraza. Se quedan un rato así y al levantar la vista, me ve y hace lo mismo conmigo.
-Entrad y os voy contando.
Mientras andamos a paso rápido por el pasillo, Josh nos explica que estaba viendo la tele con su madre cuando de repente se ha puesto a respirar muy fuerte mientras se agarraba la garganta. Con cada palabra su voz se vuelve más aguda mientras achina los ojos en un mal intento de parar sus lágrimas. Dani le da la mano y él se apega a ella.
Nos paramos frente a una puerta y nos sentamos en lo que parece ser una sala de espera.
-¿Cuánto tiempo llevas aquí?
Tras mirar su reloj, dice:
- Una hora y media más o menos.
-¿Por qué no me has llamado antes?
-No quería preocuparte. Pero al final he decidido hacerlo, estaba muy solo en el pasillo.
Observo, mientras ellos hablan, la sala. Es bastante espaciosa. O quizás no lo sea, pero da esa sensación porque está vacía.
-¿Te han dicho algo desde que se llevaron a tu madre?- me decido a hablar.
-No. La tumbaron en una camilla y la entraron en la habitación. Y hasta ahora.
Parece estar más tranquilo. Ya no le cuesta hablar como antes y respira más calmado. Pero una mujer con una bata blanca abre la puerta y se dirige hacia nosotros. La tranquilidad desaparece.
- Josh, ¿verdad?
-Sí.
-Tu madre está bien. Parecía algo grave, pero está perfectamente. Está allí tumbada, os podéis ir ya si queréis.
-Muchísimas gracias.
Entramos a la habitación y la veo. Esa mujer de rostro arrugado y ojos de mirada cansada.
-Mamá, ¿estás bien?- se abrazan y se quedan así un rato. Me encantaría fotografiar este momento. Uno de los más bonitos que he visto en mi vida.
-Claro que sí, Josh. No ha sido nada. ¿Nos podemos ir a casa?
-Sí, voy a montarte en la silla de ruedas, chicas, ¿me ayudáis?
-Claro- decimos al unísono.
-¿Chicas?- Pregunta ella. Levanta la vista y al ver a Dani sonríe.
-Dame un abrazo, preciosa.
Se abrazan mientras me mira.
-¿Quién eres tú?
-Soy Marina, su amiga, la otra alquilada.
-Ah, así. ¡Hola Marina! Preciosidad, abrázame.
Repito el gesto que habían hecho ellos dos y la montamos en su silla de ruedas. Una vez fuera, dispuestos a despedirnos, Dani dice:
-Josh, ¿me quedo con vosotros?
-No hace falta. Nos han dicho que está bien y ella se encuentra perfectamente. Iros a casa, es muy tarde. Te quiero.
Y tras besarse y abrazarme a mi, volvemos.

Las dos con el pijama puesto escuchamos música. Ed Sheeran suena. Meto una pizza en el horno mientras hablamos.
- Esa señora está muy mayor. Demasiado. Es normal que le pase eso.- Razona Dani.
- Lo que me ha hecho que casi llore ha sido cuando se han abrazado. Me ha costado mucho retenerme las lágrimas.
-Esa señora es un amor. No quiero que le pase nada.
Cenamos algo más calladas que de costumbre. Nos acostamos y una vez en el calor de las sábanas, unas lágrimas mojan mi almohada. No es que le tenga un cariño especial a esa señora, como el que le tiene Dani, pero esa preciosa imagen...Se me quedará por siempre.

Estoy segura de que Dani también está llorando.





miércoles, 17 de octubre de 2012

CAPÍTULO 14

Abro los ojos antes de que el despertador suene. Se oye  música una mañana más, pero, ¿quién la ha puesto?
Salgo al salón y como sospechaba, veo a Dani haciéndose el desayuno
- Casi no he dormido, tía, estoy de los nervios.
-¿Qué haces ya despierta? Vas a ir a la beca con unas ojeras enormes...
-¡Me da igual!- dice, saltando- ¡soy feliz!
Me preparo unos cereales y desayunamos juntas. Parecemos gilipollas con nuestra cara de sueño y una sonrisa de oreja a oreja.
Nicky Minaj suena mientras abro mi armario. Me dispongo a ponerme lo de siempre, pero, ¡que coño! Me siento bien, hoy es día para cambiar. Saco una camiseta de esas que tienen una manga holgada y enseñan en hombro de color gris con letras de colores, unos pantalones cortos amarillos y unos botines negros. Me aliso el pelo y me cojo el flequillo a un lado. ¡Perfecta!
-¿Dónde vas tan arreglada hoy?
-A limpiar, como siempre, pero es que joder, ¡me siento bien!
-¡Pues ala, disfruta!


Lisa me abre la puerta y me mira de arriba a abajo
-¿Y este repentino cambio de look? Espero que no sea porque vaya a venir un chico a verte, porque está totalmente prohibido que traigas a gente.
- Tranquila Lisa- río- es que pienso que cualquier momento es perfecto para ir guapa, ¿no?
En este instante, Lisa me acaba de quitar la etiqueta de " adolescente de sudaderas y vaqueros de por vida" y se nota en su mirada.
- Tienes muchísima razón. Me tengo que ir, aquí tienes la lista.
Acabo de ganar puntos con ella. Eso está bien. Abro el papel y me encuentro con todo lo que tengo que hacer. Que rollazo de trabajo, por dios.


Estoy en el metro de camino al colegio. Está tan lleno como siempre, así que entre codazos y frases como: "Perdone, ¿me deja pasar?" me hago un hueco. Antes de llegar a mi destino, el metro para en 2 sitios más. En uno de ellos, unos 15 hombres y mujeres vestidos con traje, chaqueta, faldas y camisa entran con aires de estrés y agobio. Entre todos ellos aparece una chica de mi edad, de piel morenita con ojos marrones y muy grandes. Su pelo es ondulado, por encima del hombro. Sufre varios empujones e intenta agarrarse a una de las barras, pero otro empujón la sacude y se choca con un hombre al que enseguida pide perdón. Parece que nunca se ha montado en un metro. Me recuerda a mi cuando me monté la primera vez en uno en Málaga y comprendo lo mal que debe estar pasándolo.
- Eh, chica, ven, hay sitio- le digo en inglés, aunque se nota que no es de aquí.
Me sonríe mientras intenta hacerse paso. Alargo el brazo y agarra mi mano, tiro de ella y cae sobre mi. Se agarra a la barra mientras intenta respirar.
-¿Hablas español?
-Sí.
- Lo suponía- reímos.
- Gracias por ayudarme, ¡casi muero!
- Estas cuatro paradas siempre van llenas, esta es una zona muy poblada de Londres.
- ¿Llevas mucho viviendo aquí?
-¡Que va! 2 semanas y pico, pero voy tomando nota de lo que veo.
- Yo llegué hace tres días. ¿Cómo te llamas?
- Marina, ¿ y tú?
- Ana. ¿De qué parte de España eres?
- De Málaga, pero me he pasado casi toda mi infancia y adolescencia en un pueblo de Jaén
-Yo soy de Sevilla
- Oye, ¿cuál es tu parada?
- Voy a recoger a mi hermano al colegio...
- Vale- le digo, cortándole la frase- yo también voy ahí.
-¿Qué haces aquí en Londres?
Le cuento lo del concurso, la editorial, la beca de Dani , el alquiler de la casa, y el nuevo trabajo.
-¡Qué fuerte! Enhorabuena por todo, se ve que vas camino hacia el éxito.
- Eso ya lo veremos... Ah, ya tenemos que bajarnos.
Le doy la mano y las dos salimos intentando no ahogarnos. Caminamos la calle que hay hasta el colegio y retomamos la conversación.
- ¿Y tú? ¿Por qué estás aquí?
- A mi hermano le hicieron unas pruebas de superdotado y este colegio se interesó por él.
-¿En serio? ¡Tu hermano tiene que ser muy listo!
-¡Lo es! ¡Y mucho! Está en 3º de la ESO cuando debería estar en 1º
-¡Joder!
- Sí tía, es sorprendente...
-Entonces, ¿tú y tu familia os habéis venido?
-Mi padre, mi madre mi hermano y yo. Aunque a mi me está costando un poco adaptarme, ya sabes, nuevo instituto, amigos, casa...
-¿Cuántos años tienes?
-17
- Uno menos que yo- le sonrío- imagino que es duro...
-¿Para ti no lo es?
- Un poco, porque ahora tengo que trabajar, tener cuidado con el dinero, cuidar una casa... Es como si ya fuese adulta. Pero el hecho de estar aquí me compensa. Además, vivo con mi mejor amiga y estoy escribiendo, que es lo que quiero hacer.
- Eres muy positiva
- Eso es que aún no me conoces bien
- El caso es que... a ver... yo también estoy muy contenta,¡estoy viviendo en Londres! Es como un sueño, pero me está costando asimilarlo...
- Lo harás, no te preocupes
Nos sentamos en un banco y pocos minutos después las puertas se abren. Molly corre hacia mi y me abraza.
- Vaya, ¡la tienes ganada!
- A ella y creo que también a los padres.
Reímos a carcajadas mientras que veo a un chico llegar.
- Hola Ana- se dan dos besos.
- Hola Rafa. Mira, esta es Marina, la he conocido en el metro y es española.
Nos damos dos besos. Es bastante alto, con el pelo negro en forma de cresta y los ojos castaños. Aparte de ser listo, el chico es muy guapo.
Busco a Jake con la mirada y la imagen de ayer se repite: La chica le da dos besos y se da la vuelta moviendo su precioso pelo mientras que Jake babea con la mirada fija en ella. Cuando reacciona, se dirige hacia mi.
- Hola Marina.
- Hola Jake
Hacemos las presentaciones rápidamente mientras bajamos la calle hacia la boca del metro.
- Ya nos conocemos- nos corta Rafa.- Me ha tocado en su clase.
-¡Ah, pues perfecto!
Durante el viaje hablamos de lo mismo: lo listo que es su hermano, lo guai que parece ser mi vida y los problemas que conlleva vivir en un sitio nuevo y diferente. Al bajarnos, nos damos los números de teléfono para quedar otro día y hablar.
- Entonces, ¿nos vemos mañana, no?
-¡Claro!
Entro a casa, les hago de comer y ayudo a Molly con algunos deberes hasta que llega Adam.


-Tía, he conocido a una chica española en el metro.
-Ah, ¿sí? ¿Cómo se llama?
- Ana. Se ve muy maja, aunque es muy tímida, pero hemos pillado algo de confianza y me ha dado su número.
Dani y yo estamos hablando a voces desde nuestras habitaciones. Hemos tenido una idea: sacar nuestros mejores modelitos al salón y allí hacer una especie de pasarela combinando todas las prendas posibles.
- Mejor dejamos de hablar en voz alta, que la señora Foster es capaz de llamar a la policía.
- Es verdad- dice, riéndose.
- Cuéntame cómo es esa Ana.
Le hablo sobre ella mientras nos empezamos a probar ropa. Pillo su vestido rojo ajustado. No, me hace demasiado pecho. ¿Y su vestido azul? Más de lo mismo, no. ¿La falda negra con la blusa blanca? ¡Por dios, no, parezco una señora de 40 años!
Ella se prueba mi falda roja con una camiseta de tirantes blanca, pero la camiseta le está grande del pecho. No le convencen unos leggins negros con una camisa verde marino, aunque le queda bien.
Nos pasamos la tarde probándonos cosas. Al final nos aburrimos y acabamos con los sujetadores en la cabeza como sombrero, haciendo pelea de bragas o nos amenazamos mutuamente diciendo que vamos a tirarlas por la ventana.
-¡Vamos a ponernos serias, que son las 18:13 y no tenemos ni idea de que llevar!
Entonces me acuerdo, ¡la blusa turquesa!
-¡Tía, tu blusa!
Me la pruebo y me quedo pensativa.
-¡Mi falda negra, tía!
Me pongo su falda. Se me queda genial, ajustada, por encima de las rodillas. Busco mis tacones de botines azules turquesa a juego con la blusa y me miro al espejo.
-¡Joder, me encanto!
Paseo delante de Dani imitando a una modelo profesional.
- Estás perfecta, ese azul te queda genial. Ahora es problema soy yo.
Llaman a la puerta.
- Ese es Josh.
Se pone una camiseta cualquiera y unos vaqueros y abre la puerta. Efectivamente, es él.
- Hola amor.- se dan un beso- Hola Marina. ¿Qué es esto que tenéis aquí? ¡Dios mio!
- Nos estamos probando ropa para esta noche.
- Oh dios mio, te vas a ir con uno de los cinco famosos y me vas a dejar...
- Tonto- le tira un cojín, pero él lo para.
- ¿Dónde están esos cuadros y cortinas?
Mientras que le voy indicando a Josh dónde poner los cuadros, Dani mira confusa el montón de ropa con ganas de tirarse del pelo.
-Tía, ya se, ¡ya se!
-¿Qué?
-Ese vestido blanco con el cuello azul marino de camisa, el que tu llevaste cuando conocimos a Josh, Mel...
-¡Ah, sí! Espera, espera.
Me meto entre varios montones de vestidos y saco al que se refiere.
-¡Pruébatelo!
Al poco rato sale con él puesto. Le queda incluso mejor que a mi.
Ahora solo falta peinarse y maquillarse ( poco, como siempre) Dani se deja el pelo al natural y yo me lo ondulo. Las dos tenemos un pelo precioso, igual de largo, solo que ella rizado y yo medio liso-ondulado, difícil de explicar, pero bonito.
Cuando salimos, Josh ya ha colgado todos los cuadros y está terminando con las cortinas.
-¡Que "apañao"!- le dice Dani en español.
-¿Qué?
Antes de terminar de hablar Dani le planta un besazo. Yo empiezo a recoger la ropa y ella me ayuda.
Josh termina con las cortinas. ¡Menudo cambio! Ahora la casa tiene más color, es más... nuestra. Despacio, va tomando la forma que queremos.


Joder. Joder. Joder. Son menos cuarto. Hacía tiempo que no estaba tan nerviosa. Me vienen a la cabeza recuerdos de noches enteras con los ojos como platos cuando era pequeña y al día siguiente había una excursión. Ahora es como volver a sentir el mismo cosquilleo en el estómago. Mi vicio incontrolable por los chicles de menta viene y busco por toda la casa. Durante muchos años, esa ha sido la única forma de tranquilizarme. Pero no hay. Mierda, mierda.
Dani intenta no destrozarse las uñas.Se ha bebido ya unos 5 vasos de agua. Josh se despide de nosotras deseándonos una buena noche.
Nos sentamos en el sofá y cerramos los ojos mientras nos hablamos:
- Hay que comportarse.
- Claro.
- Nada de parecer fans locas.
- Ya hemos cenado con ellos y al final estuvimos bien
- Joder, es verdad. Entonces, ¿por qué coño estamos tan nerviosas?
- Porque el otro día fue inesperado, ahora sabemos a lo que vamos.
- Respiremos.
- Es que vamos a cenar con nuestros ídolos.
- Así no ayudas.
- Por segunda vez.
-¡No ayudas nada!
El timbre suena. Los nervios se disparan. Las dos nos sobresaltamos. Nos paramos frente a la puerta y con los dedos cruzados, abrimos.
- Hola chicas. Vaya, ¡que guapas!- nos recibe Louis.
- ¡Hola Louis!- decimos al unísono. Nos damos dos besos y un abrazo y nos dirigimos a una furgoneta negra. Harry está al volante y en los asientos están sentados por este orden: Niall, Liam y Zayn.
- ¡Hola chicas!- Dicen todos. Nos sentamos y Lou se coloca a nuestro lado.
-¡Que guapas, dios mio!- Dice Niall, mirándonos de arriba a abajo.
- Venga ya, ¡miraos vosotros!
Nos reímos y Harry habla:
- Vamos a un restaurante bastante escondido para que no nos pillen las fans. Somos amigos del dueño.
- Pero...¿de verdad hay algún sitio dónde no os persigamos?- comento yo, pretendiendo ser graciosa. Que mal estoy...
Todos vuelven a reír, sorprendentemente
- Bueno, a veces si que nos descubren, pero han sido pocas.
La furgoneta corre por las calles de Londres, por las que pasean cada vez más personas. Si todos ellos supieran con quien estamos...
Lou juguetea con el pelo de Dani. Joder, que bien me cae, es como una bomba de risas. Niall, Liam y yo hablamos de la impresión que da cuando miles de fans te persiguen.
- Yo la primera vez me sentí raro, es decir, todas esas veces que te imaginabas ser famoso e intentabas tener la sensación de una persecución así... Una vez que la tienes, es muy raro- Explica Niall.
- La mejor sensación, sin duda, es sobre el escenario.- Dice esta vez Liam
- Totalmente de acuerdo.
- Cuando todas vosotras gritáis sin parar nuestros nombres y canciones sentimos el apoyo y que nos queréis.
Vaya un amor de persona es Liam. En todas esas entrevistas en las que les oído decir esto, yo pensaba: "Lo dicen por quedar bien, como todos los famosos" Pero, conmigo, ¿qué necesidad hay de repetirlo? Es decir, que lo dice de corazón. Oh dios, que feliz estoy.
- Pues es una alegría que me digáis eso. Tres días afónica después de vuestro concierto, merecieron la pena.
Se ríen y oigo que Harry también lo hace.
-¡Eh, tenías la oreja pegada, cotilla!- le dice Niall en voz alta.
- Mira que te gusta gritar, ¿eh?- se queja Liam.
Mientras ellos siguen a su rollo, miro a Lou y a Dani. Zayn se ha unido a tocar su pelo.
- Sí, es como el de nuestra Dani.
- Oye, ¿esto también se lo hacéis a Danielle?- dice ella, que no puede aguantarse la risa.
- Todos los días- le contesta Zayn- es que tenéis el pelo tan... Ah, no sé como explicarlo. Es genial.
Llegamos al restaurante. Lou y Harry se bajan y nos abren las puertas. Todos salimos en plan " dame la mano, princesa" con mucho cachondeo.
Entramos y le echo un rápido vistazo. No parece muy refinado, pero tampoco  informal. Está decorado con mesas y sillas de estilo moderno mezclando el color azul, verde y gris. Pues sí, me encanta.
-¡Hola famosos míos!- dice un hombre entrado en años con uniforme de cocinero- ¿Dónde están esas dos chicas que venían hoy?
- Aquí están- dice Lou, señalándonos.
-¡Menudas bellezas! Soy Tommas, un placer.
- Yo Marina- nos damos dos besos.
- Yo Danielle- repiten la acción.
- ¡Eres como la Danielle de Liam!
- Creo que se va a cansar de decírselo tantas veces- dice Liam, riéndose.
Nos sentamos en una mesa. El restaurante no está muy lleno. Además, no hay ningún famoso.
- Tommas es amigo de un familiar mío- explica Harry- Se me ocurrió traeros aquí, porque él nos guarda el secreto cuando venimos.
- Pero como estos de aquí son unos aburridos- dice Lou, señalando a cada uno de los chicos- a mi se me ha ocurrido la mejor idea.
-¿Cuál?
-¡Nos vamos de marcha!
-¡Así me gusta, party hard!- chocamos las cinco.
-Pero, ¿dónde?- pregunta Dani.
- A una discoteca cerca de aquí. Como estamos entre semana, no habrá mucha gente, así que no creo que haya problemas.
Niall hace un movimiento raro con los brazos mientras repite la frase "Party Hard" Me río tan fuerte que el restaurante entero me oye. Dani me pega y se ríe más fuerte que yo junto a los demás.
- Contadnos como os ha ido estos últimos días.- se interesa Liam
- ¿Sinceramente?- dice Dani
- Claro, ¿para que nos vais a mentir?
- Pues estábamos preocupadas porque mi móvil no sonaba con su número- señala a Harry, que ríe mientras se peina sus rizos
- Ha sido muy sincera.- apunto yo- Y además, ¡la han cogido como modelo en una revista!
-¿En serio?- todos se sobresaltan- ¡Cuéntanos!
- No es para tanto, es una revista poco leída...
-¡Algo es algo!- Exclama Lou.
Le contamos como fue la prueba, la inoportuna llamada de Harry y la última elección para la colección otoño-invierno.
- Me he dado cuenta de que no sois las típicas fans normales, una va para modelo y otra para escritora. Al final, ¡sois dos famosas más!- Razona Zayn
Dani y yo nos miramos con una gran sonrisa.
- Nadie sabe cuando va a hacerse famoso- digo yo- ¿vosotros os esperabais todo esto?
- ¡Que va!
- Pero aún no lo somos y no se sabe si lo seremos- continuo.
Terminamos de comer. La comida ha estado muy bien, pero soy una chica sencilla. Una hamburguesa con patatas de McDonalds me hubiera sabido igual de bueno.
- Adiós Tommas- nos despedimos.
- Espero volver a veros, chicas.
-¡Lo mismo queremos nosotras!
Ahora Lou se pone al volante y Harry se sienta a mi lado. Le empieza a tocar el pelo a Dani, que se sorprende de nuevo.
-¿Qué? ¡No quiero ser el único que se pierde la sensación!
Lou pone la radio y suena Taylor con "We are never ever getting back toguether." Canta en voz alta señalando el  "We" en el estibillo de la canción mientras yo le acompaño.
- Como llueva se nos estropea la noche, que la discoteca es al aire libre.- grita Zayn por encima de todas nuestras voces
-¡Pues bailamos bajo la lluvia!- le digo yo, mientras sigo.
De repente, noto que las grandes manos de Harry tocan mi pelo.
-Eh, ¿qué haces?
- Si te molesta, te dejo.
-¡Al contrario!
- Es que tu pelo también es genial, y me encanta su color castaño tan claro. ¡Y es muy largo!
Tiene razón, es larguísimo, incluso más que el de Dani.
- Que pelota...- le digo, riéndome y tocándole el suyo.
- Eh,pero mis rizos son más sexys.
- No te lo discuto. Oh dios, estoy tocando el pelo de Harry- digo, mientras coloco las dos manos sobre su cabeza y manoseo con suavidad. El hace lo mismo.
-¡Eh! ¿Qué hacéis? ¿Os despeináis mutuamente?- Liam se ríe tanto que casi se ahoga y empieza a toser. Niall se pone rojo mientras intenta ayudarle, pero tampoco puede por el mismo motivo.
Dejo de mirarles para fijarme en los ojos verdes de Harry. Por fin puedo observarlos con detenimiento y confirmar lo que ya sabía: son preciosos.
Bajamos del coche y una discoteca llena de luces nos da la bienvenida. Lou nos saca las entradas. Tenía razón: no hay mucha gente. Es más, no estoy cómoda. Bailar con tan poca gente me da mal rollo, además de que no soy de mucha fiesta y noches locas.
Lou no se lo piensa y salta a la pista cogido del brazo de Niall. Hacen el tonto y yo les miro. Me pido una Coca Cola porque no me apetece beber otra cosa y me uno con ellos, ¡que coño! Hemos venido a bailar y a divertirnos.
Dani charla con Zayn, Harry y Liam. Bueno, más bien lo que hacen es reírse de nuestros raros movimientos de baile. Vuelvo a por otra Coca Cola y abrazo a Dani.
- Tía, se me han ido todos los nervios.
- Y a mi, joder, son tan...geniales.
-¡Ven a bailar!
- No tía, sabes que no me gusta salir a bailar.
- Ni a mi tampoco mucho, pero venga, va, anímate.
- Me quedo con Liam y Zayn, que tampoco les apetece mucho.
- Bueno vale.- voy en busca de Harry- ¡A bailar, ya!
-¡A sus ordenes!
El ricitos se une con unos pasos raros de cojones. De la risa se me atraganta la Coca Cola y me mancho la blusa.
-¡Joder!- digo, pero sin enfadarme. No puedo, ¡no puedo!
-¡Eres un desastre, gilipollas!- me grita Dani desde la barra.
Le saco la lengua y me doy la vuelta para bailar de nuevo. Niall y Lou ya están medio borrachos.
-¿Así os ponéis cada vez que salís?
- Básicamente, sí.
Los cuatro bailamos como si nada nos importara. A veces me paro a observarlos y cada vez me río más.¡Están mal de la cabeza!
Unas chicas cuchichean detrás nuestra. Supongo que son fans y efectivamente, se acercan hacia los tres.
- Hola, ¿nos firmáis un autógrafo?
-¡Claro!
Las chicas, ya preparadas con una servilleta y un boli, hace una cola. Son tres y son bastante guapas. Me voy a por otra Coca Cola mientras terminan. Veo que una de ellas, al final de la mini- cola, se mete las manos en las tetas, se las pone muy arriba y se dirige hacia Harry. Le toca el pelo y él sonríe. Dios mio, que patética.
Vuelvo con otro vaso en la mano y una chica morena está de espalda esperando el autógrafo de Niall. Al darse la vuelta me la encuentro de frente. Venga ya, ¿en serio?
-¿Marina?
- Sí, soy yo.- está muy borracha y hasta apesta- Que casualidad.
- ¿Qué haces tú aquí, con los chicos, bailando? ¿Desde cuando eres amiga suya?
- Es largo de contar, Jo.
- De todas formas, dije que no hablaría contigo y así será.
- Muy bien, vete con tus amigas, te esperan.
Me lanza una mirada de odio y se da la vuelta. Sus amigas, corriendo, le preguntan por mi mientras ella suspira, intentando no pegarme del coraje que le ha dado verme. Yo cambio mi cara de asco por una sonrisa para los chicos.
-¿Quién era esa y por qué te ha dicho eso?- pregunta Niall curioso.
- Si yo os contara...
- Vamos a la barra con todos y nos lo cuentas.
Llego allí y le digo a Dani a quién acabo de ver. Se lleva una mano a su boca abierta mientras que Zayn y Liam me piden que les cuente qué pasa. Una vez más, repaso aquel odioso día, pero con menos tristeza que otras veces. Es imposible estar triste con One Direction en una discoteca.
- Menudo cabrón.- Dice Niall, cabreado.
- Joder, tía...- Zayn está pensativo.
- ¿Y quién es la gilipollas esta para decirte nada? Tú no tienes la culpa- razona Harry.
Cada uno hace un comentario dándome la razón y me siento muy apoyada. Decidimos irnos porque mañana ellos madrugan para gravar el disco, yo trabajo y Dani se va con los de la beca.
En el coche, Zayn se duerme sobre el hombro de Niall. Él habla conmigo sobre el tema, que ya está empezando a tocarme la moral de nuevo. Liam, que no ha tomado mucho ( aunque ya tiene sus dos riñones bien, debe controlar la bebida) conduce. Dani se ha sentado al lado de Niall y Harry de nuevo junto a mi.
Le indicamos a Liam por dónde ir una vez en el barrio y ya en la puerta de casa, se bajan con nosotras.
Pasamos de los dos  besos y nos abrazamos todos. Corro hacia Harry y hundo mis manos de nuevo en sus rizos.
- Te saludaré así cada vez que te vea.
- Pues perfecto.
Le abrazo y hago lo mismo con los demás. Niall y yo repetimos un paso de baile muy raro que nos hemos inventado. Liam y Zayn dicen que no con la cabeza mientras se ríen de nosotros. Lou cae en mi hombro dormido y yo le pego una torta cariñosa en la mejilla.
- Prometemos llamaros de nuevo, oficialmente tenemos una amiga escritora y otra futura modelo.- dice Liam esbozando una sonrisa
-¡Nosotras oficialmente somos amigas de One Direction!
Nos cuesta despedirnos, pero entramos en casa.
- Ven, anda, ven...- le digo a Dani mientas la abrazo cariñosamente. Sin decir ninguna palabra más, nos vamos a la cama. Son las 3:20 de la mañana. Me duermo con una última reflexión.

"Somos amigas de los chicos"




domingo, 14 de octubre de 2012

CAPÍTULO 13

Una mañana más el rutinario sonido del despertador me da los buenos días. Me levanto y con pasos lentos abro el armario. Como siempre, sudadera, vaqueros y Converses. ¿Para que cambiar? Total, mi trabajo es limpiar una casa.
Aunque voy con aires pesimistas, en realidad me encuentro bien. Será por que ayer hablé todo lo que tuve que hablar, o porque simplemente, me siento así. Necesito música. Pongo el disco de Bruno Mars lo suficientemente alto como para oírlo yo pero no despertar a Dani. Busco "Runaway Babe" y una energía me recorre todo el cuerpo haciendo que recién levantada me ponga a bailar como una loca. Al ritmo de los vivos sonidos de la canción, me preparo unos cereales. Justo antes de irme, Dani se despierta
- Eh, despertarse con Bruno Mars mola.
- ¡Ya ves!
- Que lo pases bien.
Echo a andar y aún con la alegría en el cuerpo, sonrío.

" No sabes ni porque, pero hay días en los que te levantas y aunque te espera lo mismo de siempre, tu cuerpo pide vida. Bailas al ritmo de una canción, sonríes todo el rato y te encuentras sexy y juguetona. Piensas en por qué te encuentras así y nada es capaz de llegar a tu cabeza porque la letra de esa canción ocupa tu mente. Al final llegas a la conclusión de que, simplemente, estás bien y ningún problema acecha."

Como siempre, Lisa abre la puerta y se va a la velocidad de la luz tras despedirse de mí. Yo empiezo con las tareas. Ahora estoy mucho mas cómoda porque sé dónde va cada cosa, he aprendido como hay que tratar a Lisa y a Adam para llevarse bien con ellos y cada día soy más amiga de Molly. Jake... bueno, paso de Jake.
Me he quedado con ganas de más Bruno Mars, así que subo a la habitación de juegos y enciendo uno de los ordenadores. Le hago sonar y con la misma sonrisa que antes, acabo todas las tareas.

Me voy al colegio de los niños para recogerlos. Ahí llega Molly, pero...¿dónde está Jake?
Le veo saliendo por las grandes puertas de barrotes negros con una chica muy guapa. Es la típica inglesa de pelo larguísimo y liso ( bueno, mi pelo no es liso, pero es muy largo) ojos verdes y totalmente delgada. Hasta el feo uniforme que llevan las chicas en este colegio le queda bien.
Se dan dos besos y Jake se dirige hacia mi con una sonrisa con la que podría enamorar a cualquiera.
- Hola Marina.
- Vaya vaya, que sonrisilla, ¿no?
- Sí... ¿sabes qué? Ser Directioner Boy no estaría mal...
- Un momento, ¿en serio? Apuesto a que era esa preciosa chica.
- Puede...- me sonríe afirmándolo y súbitamente me hace un serio gesto.
- Bueno, no se ni para que te cuento esto.
Aquí está el Jake de siempre... Pero estoy muy harta de que nos llevemos así.
- Oye Jake, ¿paramos ya? Desde aquel día ni nos miramos a la cara, cuando podríamos llevarnos perfectamente.
Se queda pensativo un rato. Yo no pienso hablar más hasta que él lo haga. Al fin, se decide a hacerlo:
- Vale, estoy de acuerdo.- Hace un intento de sonreír.
- Ahora, cuéntame quién es esa modelo de chica.
Su sonrisa forzada de convierte en una preciosa sonrisa sincera y me empieza a hablar de ella. Es directioner, dato que ya suponía. Se llama Leyla y vive a cinco calles de aquí. Dice que la conocía de vista, pero que gracias a un amigo que se la ha presentado, han empezado a hablar y los dos han coincidido en el tema One Direction. Según él, aparte de ser guapísima es buena persona y no demasiado presumida como las chicas que van a ese colegio.
- Vaya, parece la chica perfecta.
- Lo es.
La sonrisa de tonto no se la quita nadie hoy en todo el día. Hago de comer y tras terminar, Molly se sube a hacer los deberes y Jake se tira en el sofá a ver la tele. Adam no tarda en llegar y me despido de Molly y por primera vez en muchos días, de Jake.

Llego a casa y veo a Dani fregando los platos. La saludo, como siempre y me dice que se va echar la siesta porque esta tarde es la prueba para las fotos y quiere ir con energía. ¡No me acordaba! Se encierra en su cuarto y yo me conecto a Twitter y Tuenti. Hablo con mi madre después de muchos días, como si nada hubiera pasado y twitteo cosas inútiles, pero recibo muchos RTs gracias a que todos los chicos me siguen.

La prueba es a las 17:15 y son las 16:12, así que despierto a Dani y otra vez removemos el armario. Decide ponerse el vestido ajustado azul marino que llevó cuando nos fuimos a visitar Londres. Lo combina con mis tacones blancos y varias pulseras y collares del mismo color. También se pone una chaqueta de un tono vaquero claro. Yo me pongo una  camisa blanca con unos pitillos negros y unos tacones del mismo color. No me esmero mucho, ya que la espectacular tiene que ser ella.
Cogemos el metro y en un rato estamos allí. La situación es la misma: chicas increíbles acompañadas de su gente, deseando que las cojan.
- No me llaman ni de coña... Que buenas están todas, joder.
-¿Perdona? Tú eres tan guapa como ellas o más. No te sientas inferior y mueve ese precioso culo.
Las dos reímos. Pasa un largo rato en el que no se nos ocurre otra cosa que twittear chorradas como "Hola, me aburro" Que reciben RTs. Increíble, pero cierto.
Por fin, hacen pasar a las modelos. Esta vez, podía acompañarles una persona, por lo que nos dimos la mano y entramos en una gran sala con butacas y un escenario lo suficientemente grande para que cogieran todas. Los acompañantes nos sentamos mientras ellas suben. Antes de irse, le susurro al oído: "Suerte"
Los que las escogen son dos hombres y una mujer, los tres con aires de estrellas que no me gustan nada. La mujer lee los nombres en voz alta y las chicas dan un paso adelante. Les dicen que se paseen un poco, les hacen preguntas básicas y si les gusta, una chica joven  sube al escenario y se las lleva. Dani está en el puesto 32, así que esto va para rato. Me meto en twitter de mientras, le hago una foto discretamente y la menciono: @DanielleRobles1D ¡Mucha suerte! Estás tan buena como las otras, ¡te como!
En seguida recibo muchas menciones preguntándome dónde estoy y para qué Dani necesita suerte.

De 24 chicas que han nombrado, solo han cogido a 6. Para ser una revista de poca fama, se dan aires de importantes. La cosa está muy chunga, porque hay verdaderas bellezas que se han quedado fuera y se nota que Dani está cada vez peor. Por cada chica que eliminan, su nerviosismo aumenta. Número 30, ¡ya falta poco! He notado que cuando terminan de calificar a una chica, la sala se llena de voces en forma de susurro comentando como les parece, pero cuando nombran a otra, el silencio vuelve a reinar. La mujer de la lista nombra a la número 30 y todos hacen lo que acabo de decir.
- Anda un poco desde aquí hasta allí- dice, señalando los lados del escenario-
La chica aparenta naturalidad y hace caso. Se mueve con gracia, pero con lo quejicas que son no la cogerán.
I know you`re somewhere out there, somewhere far away...
Espera... ¿Esta canción es Talking to the Moon? Antes de que lo que sospechaba se hiciera realidad, la veo. Dani saca del bolsillo de su chaqueta el móvil y frenéticamente cuelga y lo vuelve a meter. Se intenta esconder un poco, pero es de las chicas que están más visibles en el escenario, así que todos fijan su mirada en ella.Hasta la chica que paseaba por el escenario, que se ha parado.
-¿Quién ha sido?- Pregunta uno de los hombres.
- Yo- Dice ella, asomándose entre algunas chicas.
- Pues apaga el móvil y la próxima vez ten más cuidado, esto es una prueba seria y no es para tomársela a broma.
- Lo siento mucho.
Dani vuelve a su sitio con la cara roja como un tomate. ¿Qué coño se ha creído ese tío? Vale, no ha quedado muy bien que se le haya olvidado apagar el móvil, pero de ahí a decir que se está tomando la prueba a broma, ¿cómo? Tengo ganas de subir ahí, cogerla e irnos, que le den a ese tío y a sus compañeros que van de famosos.
La chica número 30 termina su prueba y para mi sorpresa, la cogen. La chica número 31 empieza con las gilipolleces que ya me aburren. Dani me busca con la mirada y yo le hago una señal con las manos con la que quiero decir que se tranquilice. Asiente levemente con la cabeza e intenta sonreír.
Llega su turno.
-¿Danielle Robles?
- Yo.
- Vaya, la chica del móvil. A ver bonita, ¿cuántos años tienes?
- 19
-¿De dónde eres?
- De España.
-Pues tienes la piel muy blanca para ser de allí.
- Lo sé- sonríe lo mejor que puede, pero es imposible cuando un gilipollas habla de ti como con desprecio.
- ¿A qué te dedicas?
- Estoy estudiando.
- Ajá... Bueno chica, haz lo que las demás. Anda de un lado al otro del escenario lo mejor que puedas.
Se coloca en uno de los extremos con una mano sobre la cadera, la espalda recta y la mirada fija al frente. Nunca he visto a Dani como modelo, pero ahora no puedo decir lo mismo. No es por que sea su amiga, pero otras chicas mil veces más guapas han desfilado peor que ella.
- Danielle, te quedas en el escenario.
Eso significa que no la han aceptado. Joder, ¿qué les pasa a  estos? Mejor que no trabaje aquí, ya la llamarán para otro sitio y la tratarán mejor. Son 105 chicas en total, así que todavía queda un buen rato...

Han nombrado a la número 102. Algunas personas, nerviosas, no paran de moverse, de hablar cuando no deberían hacerlo y de chocar los dedos en los asientos haciendo un molesto ruido. Otras, como yo, más tranquilas, mascan chicle y hasta se duermen.
Las que están sobre el escenario tienen una cara de cansancio y de dolor por culpa de los tacones horrible. Dani, con la mirada perdida, levanta un poco los pies del suelo para comprobar que siguen vivos.
Por fin, la chica 105 termina quedándose en el escenario junto con las demás no elegidas. De 105 han cogido a 18.
- Chicas, escuchadme- dice la mujer- Las que quedan en el escenario pueden irse, menos las que voy a nombrar.
Venga ya, ¿en serio? ¡Dejad de torturarnos, queremos dormir!
Unas cuantas 6 chicas son nombradas. Con alegría, dan un paso adelante y sonríen buscando a sus acompañantes.
- Danielle Robles.
Dani, que tiene los ojos entrecerrados, los abre como platos y da un paso adelante, sin creérselo. ¡La tarde ha merecido la pena! Pero, si no la han cogido para la sesión de fotos, ¿para que es?
Llaman a tres chicas más:
- Ahora si se pueden ir las demás. Gracias a todas.
Las otras, que tenían algo de esperanza en una última llamada, abandonan la sala. Algunas con los tacones en la mano.
- Las que quedáis, escuchadme. Habéis sido elegidas para la siguiente sesión de fotos. Esta va a ser para ropa de primavera-verano, y la vuestra será para otoño-invierno. Os llamaremos para concertar la cita, gracias a todas.
Se forma un murmullo general. Dani me busca y las dos nos abrazamos con tanta fuerza que casi nos caemos.
-¡Tía, que te han cogido! ¡Por fin! ¡Esto es un comienzo, tía!
- Yo estoy más emocionada por otra cosa
La miro extrañada
-¿Qué?
- ¡La llamada ha sido de Harry!
Abro la boca dejando escapar un gran grito. Nos volvemos a abrazar mientras saltamos. La gente nos mira, y nosotras sudamos y gritamos más. ¡Los 7 putos días de espera han merecido la pena!
- Hay que llamarle y explicarle por qué le has colgado. Vamos a casa, cenamos y allí tranquilas le llamamos.
Cogemos el metro y por el camino escuchamos sus canciones contentísimas. Las palabras de desprecio de el tío de la revista no han afectado a Dani para nada: ¡está super feliz!. Como para no estarlo, la han cogido para una colección otoño-invierno. Repito, no es una revista muy famosa, pero es un comienzo. Y encima, la llamada, eso significa que... ¡se han acordado de nosotras! ¡Y vamos a volver a verles!
Salimos del metro y corremos por la plaza, ya vacía al ser de noche. Entramos a casa y nos tiramos en el sofá.
- A ver, respiremos, ¿vale?
Nos cogemos de las manos, cerramos los ojos y tomamos gran cantidad de aire. Volvemos a abrirlos y Dani pulsa el icono verde en su móvil. Llamando a Harry.
Ponemos el altavoz. Pasan unos segundos y suena su voz.
-¿Sí?
Las dos nos quedamos calladas sin saber que decir. Le pego un codazo a Dani, indicándole que hable, y ella me dice lo mismo moviendo los labios.
- ¿Hola, hay alguien?
- Sí, hola Harry, soy Marina- me decido a hablar- Sentimos no haberte cogido la llamada antes, nos has pillado en un mal momento.
-¡Hola Marina! Lo siento, que inoportuno soy.
-¡No pasa nada! Estamos muy contentas de que hayas llamado.
- Quería invitaros a cenar, bueno, yo y los chicos, ya sabéis, para agradeceros lo del otro día.
-¡Claro! ¿Cuándo y a qué hora?
- ¿Podéis mañana?
Dani ya está pegando saltos detrás mía, tapándose la boca con la mano para no chillar y asintiendo exageradamente con la cabeza
-¡Claro!
- Pues a las 20:00 nos pasamos a por vosotras. Os vamos a llevar a un restaurante al que siempre vamos cuando celebramos algo, es muy discreto y no habrá fans.
- Todo genial.
- Mañana nos vemos. Un beso de parte de todos a ti y a Dani. Por cierto, ¿dónde está?
- Ah, está haciendo la cena- Se aguanta la risa mientras sigue saltando detrás mía- Ahora mismo le digo que salude.
La veo como para y respira. Me quita el móvil de las manos.
-¡Hola Harry! Os estaba oyendo, me parece una idea genial.
-¡Hola Dani! Ya tenemos ganas de veros. Tengo que colgar, ¡un beso!
-Otro para ti.
La llamada finaliza y me uno con ella a hacer las gilipolleces de antes.Llaman a la puerta.
-¿Se puede saber que estáis haciendo?- nos dice una señora nada más abrir. Un momento... ¡es la vecina, la señora Foster!
- Buenas noches, señora Foster.
- Buenas noches- repite Dani
-¿Buenas? No, de todo menos eso. Habéis despertado a mi hija y no me dejáis dormir ni a mi marido...
-Lo sentimos mucho, no volveremos a gritar.- Dice Dani, queriendo concluir la conversación
- La próxima vez que os llame la atención aviso a la policía.
- Lo sentimos, en serio, pero es que lo que nos ha pasado es motivo de alegría...- intento despertar algo de empatía en ella, pero de nada sirve.
-¡Me da igual vuestra vida, solo callaros!
Se da la vuelta y anda a paso rápido hacia su casa.
Joder, menuda aguafiestas, aunque tiene razón. Le doy un beso a Dani y ella me da a mi otro mientras nos decimos "Buenas noches"
 Mañana va a ser el día más eufórico de nuestras vidas.



viernes, 12 de octubre de 2012

CAPÍTULO 12

Han pasado cinco aburridos y monótonos días. La verdad, Dani y yo los necesitábamos después de tanta emoción y ajetreo. Ella entregó su trabajo para la beca y ha seguido de un lado para otro con sus compañeros de allí. Yo he escrito muchísimo y por supuesto, he estado cuidando de los niños. Llevo sin hablar con mi madre desde la pelea, por lo que saben que estoy viva gracias a mi hermano, que opina lo mismo que Dani sobre todo esto. No he vuelto a ver a Mel, pero intentaré hacerlo hoy. No es que no pueda, o que me de corte. Simplemente, necesitaba meterme en la rutina, olvidarme de mi emocionante vida un poco.
Pero si hay algo que tanto Dani como yo necesitamos ya, es la esperada llamada de Harry. Han pasado 6 días y nada de nada. En twitter no hay señales de que no estén en Londres, por lo que estamos desesperadas.
- Son famosos, jóvenes, tienen a miles de tías buenas a su alrededor y no querrán llamarnos precisamente a nosotras.
- ¡Habló, la futura modelo!
Ah, sí, a Dani la han llamado para una sesión de fotos para una revista de moda, si la eligen entre más modelos, claro. No es casi nada conocida, pero es un comienzo. Ella ya va convencida de que no la elegirán. En estos últimos días, reina el pesimismo.
A mi me va muy normal. Al día siguiente de mis descanso por resfriado, Molly me hablaba de Dani como la chica desconocida y misteriosa, y a mi me entraba una ligera risa que intentaba disimular. Menos mal que no salí en ninguna foto, no hubiera podido soportar un interrogatorio por su parte. Jake sigue a lo suyo: pasar de mí, encerrarse en su habitación y hacerse el guai. Lo bueno de todo esto es que como Octubre empezó, me pagaron los 450 euros y por fin tenemos el dinero por parte de nuestras familias. Económicamente, hemos mejorado.
Hoy Dani y Josh van a quedar, nada raro en ellos. Están haciendo la típica vida de novios: mensajes, cenas, añorarse a cada minuto y, en fin, estar enamorados. Aunque lo parezca, no estoy celosa, ni he llegado a pensar, todavía, que Dani es una pesada hablando todo el día de él. Mas bien, me alegro muchísimo por ella. Yo siempre he sido la sexy de las dos, la que ha tenido algo más de éxito, y ella la que de vez en cuando tenía suerte. Ahora  tiene amor. ¿ Cómo no estar contenta?
Lo que estoy segura que voy a hacer hoy es parar de escribir un poco. Llevo muchísimo, no he parado en estos cinco días. Necesito recoger ideas, nuevas cosas, ordenarlas... Total, que hoy me tomaré un descanso. Llamaré a Mel mientras que Dani está con Josh.
Las dos comemos mientras vemos la tele. Me cuenta, como siempre, lo que ha hecho durante la mañana, y tras hacerlo, me pregunta a mí como me ha ido. Yo le suelo contestar que como siempre.
- Tía, hace mucho que dijimos de redecorar la casa y solo hemos puesto las cortinas nuevas.
- Es verdad. ¿A qué hora has quedado con Josh?
- A las 19:00
- Pues yo quedaré a esa hora con Mel. Antes, vamos de compras.
-¡Vale!
Friego los platos mientras ella quita la mesa. Le ayudo a elegir ropa para quedar con Josh y nos vestimos. Ella se pone una sudadera roja, unos vaqueros con rotos y unas de mis Converses. Yo adopto el mismo estilo: sudadera con la bandera de UK, vaqueros y unas Converse azul marino.
Salimos y nos vamos al centro comercial de la última vez. Dani conocía más centros gracias a los sitios que ha visitado con la beca, pero este es el que más cerca nos pilla. Las puertas automáticas de cristal se abren y recorremos cada centímetro de cada tienda.
Nuestra compra termina con muy buenos resultados: Dos cuadros de Londres con miles de colores y luces en la noche, uno en blanco y negro de París y uno que es un montaje bastante bien hecho de las cosas típicas de España: un toro, una chica bailando flamenco, una guitarra española...Es precioso porque es en blanco y negro y solo destacan las cosas coloreadas en rojo. Yo quería uno de Nueva York y de Irlanda, pero de la primera ciudad eran muy grandes y de la segunda opción no había.
También hemos pillado una oferta muy buena y hemos acabado con un juego de mantas y cortinas de un verde pistacho muy alegre. Las cortinas serían para las habitaciones y una de las mantas forraría el horrible sofá de flores que dejará se serlo.
Son las 18:20. Estoy en el sofá, hablando por Tuenti y Twitter. Mi prima Elena no está conectada y llevamos sin hablar desde que me dijo lo de Navidad. Mi madre  tampoco aparece en el chat( sí, hoy pienso hablarle. No podemos estar así) y mi hermano más de lo mismo.  Raro... haré tiempo hasta que alguno de ellos se conecte mirando Twitter. Mis seguidores son Directioners y Little Monsters, como ya imaginabais. De mi diosa Gaga no hay nada nuevo. Está en Suecia, promocionando su nuevo disco que ya mismo saldrá a la luz. De los chicos tampoco hay nada del otro mundo: están en Londres, gravando su nuevo disco y por ahora, bastante tranquilos. A Dani la han dejado un poco en paz, pero aún hablan de ella con frecuencia.
Vuelvo a Tuenti y antes de que pueda revisar el chat para ver si hay alguien con quien hablar, mi padre me saluda. Es extraño, porque suele ser mi madre o mi hermano los que se conectan y él me saluda desde sus cuentas.
Alberto: Hola Marina 
Yo: ¡Hola papá! Que raro que estés conectado
Alberto: Quería hablar contigo desde mi cuenta por una vez, ¡jaja!
Yo: Jaja.
Alberto: ¿Cómo estás?
Yo: Bien, me han pagado el primer mes de niñera y ahora tengo más dinero.
Alberto: ¿Y Dani está bien?
Yo: Claro
Alberto: Me alegro por las dos.
Sé perfectamente de lo que quiere hablarme mi padre.
Yo: Quieres hablar de la pelea, ¿no? 
Alberto: Pensaba ir al grano ahora mismo. He estado hablando con tu madre y quiero dejarte mi opinión. No voy a echarte la bronca, solo quiero hablar.
Yo: Adelante.
Alberto: Me parece mala idea anular la denuncia porque ese tío no se merece irse de rositas. Pero, por otra parte, enciendo que quieras olvidar porque eres muy feliz ahora mismo. Estoy con mamá al lado y hablo por los dos cuando digo que respetamos tu decisión si piensas que es la mejor.
Yo: Lo pienso, y no quiero darle más vueltas.
Alberto: Vale, dejemos el tema. Mamá dice que siente haberte dicho todas esas cosas, que todo fue por los nervios. Ella está muy orgullosa de ti y por supuesto que está contenta de que vivas allí, al igual que yo.
Yo: Gracias a los dos por entenderlo. Dile a mamá que la quiero.
Alberto: Yo también te quiero ( soy mamá)
Yo: ¡Hola mamá!
Alberto: Ahora soy yo de nuevo. Nos vamos a casa de los abuelos, hablamos mañana, ¿vale?
Yo: Vale, adiós, besos a los abuelos.
Me desconecto de ambos sitios y respiro aliviada. Han sido muchos días sin hablar con ella y me alegro de que todo se haya arreglado en este momentito de nada. Mi padre se ha mostrado muy comprensivo y estoy segura de que mamá me ha pedido perdón gracias a él.
 Ahora tengo que llamar a Mel. La invitaré a cenar, sí. Al restaurante de al lado.


Estoy en el salón, tumbada en el sofá, mirando cosas inútiles en mi  móvil. Solo pienso en una cosa: He besado a Marina. Llevo los cinco días pensando en lo que he hecho, en que ni siquiera estaba borracha, que fue un impulso y fue... demasiado real. ¿Soy lesbiana? Ni lo sé. Nunca lo he sido. Llevo más de un año sin novio, pero es porque los chicos que conocía no me convencían. No estoy, ni mucho menos, desesperada. Además, pienso que se  está mejor sin nadie. Pero... lo de cinco días atrás fue tan confuso...
Decido enfrentarme a la realidad e intentar averiguar que le vi a Marina justo antes de besarla. Cierro los ojos y me concentro en la imagen: Ella, dando pequeños sorbos al té que preparé, sonriendo a pesar
de lo mucho que le dolía la cabeza, moviendo con gracia su pelo largo de escasas ondas... Sí, Marina es encantadora y tiene varios detalles que enamoran, solo que es difícil encontrarlos. Y lo que ha pasado es que yo, sin buscarlos, los he visto, y ahora... dios mio, ¿ ahora qué?
Ella estará asustada y aún sorprendida, a saber si vuelvo a verla. Y yo, pues quiero verla, porque me cae genial y porque quiero perdonarla por haberla cagado de esta manera. Quiero seguir siendo amiga suya y de Dani, porque son muy majas y bueno, lo que siento por Marina no es nada claro, pero necesito estar a su lado para saber cual será el final.
La pantalla de mi móvil se oscurece para segundos después dejar paso a una llamada. No puedo creer lo que estoy viendo: Ella me está llamando. Joder, esto es muy fuerte... Dios mio, ¡me está llamando, después de todo! Pero que gilipollas soy, ¡cógelo, Mel, cógelo!
- ¿Sí?
-¡Hola Mel! Soy Marina.
Me habla con normalidad, sin ningún matiz de nerviosismo en la voz.
-Hola Marina, ¿cómo estás? ¿se te ha pasado ya el resfriado?
- Sí, estoy muchísimo mejor. Oye, llevamos mucho sin vernos y he pensado... ¿te vienes a cenar? Hay un restaurante al lado de mi casa, no es el más lujoso, pero tiene buenos platos.
-¡Claro que sí! ¿A que hora?
- A las 19:30, ¿te parece bien?
- Sí, ¡nos vemos!
- Adiós, Mel.
Cuelgo deprisa, como si al alargar la llamada se estropeara todo. Marina, aparte de enamorar con sus detalles, es una maravilla de persona. Quiere seguir siendo mi amiga, cuando cualquier otra chica hubiera huido de mi. Me voy al armario, ¿qué me pongo? ¿la falda nueva? O mejor... ¿los pantalones negros de pitillo y la camisa rosa?...


Llamada finalizada. Se ha notado perfectamente como Mel se ha ilusionado. Es una buena chica, amable y sonriente y casi sin conocerme, me consiguió trabajo. No quiero dejar de ser su amiga, por favor, es demasiado maja.
Son las 18: 45. Dani se viste mientras yo intento colocar una de las cortinas en mi habitación, pero no me sale. Mejor me espero a que Dani pueda ayudarme o a que lo haga Josh.
- Marina, ven, a ver que te parece.
Entro a la habitación de Dani y la miro. Se ha puesto una falda negra de vuelo con una camisa azul turquesa preciosa metida por debajo.
-¿Me dejas unos tacones?
- Claro.
Le doy unos tacones de botines del mismo azul
- Oye, me tienes que dejar esa camisa, no sabía que la tenías y es genial.
- Me la compré poco antes de venir aquí. Entonces, ¿te gusta?
- Como siempre, sí. Si yo ahora mismo fuera Josh, no respondería de mis actos.
- Ala, ala, que bestia- se ríe- ¿Me dejo el pelo al natural?
- Póntelo a un lado, cogido con pinzas. Ven, te ayudo.
Estamos las dos frente al espejo del baño. Le pongo todo el pelo para el lado del flequillo, de tal forma que cae en su hombro pareciendo más largo aún de lo que es. Se lo pillo con varias pinzas y horquillas marrones que se camuflan en su pelo y ya que estoy, la maquillo un poco dándole base y rímel.
- Quiero que seas mi estilista.
- Ya lo soy.
Josh llama y abro la puerta.
- Hola Marina, ¿cómo estás?
- Bien, gracias por preguntar- le doy dos besos- Dani ya mismo sale.
- Vale, me pillo una cerveza.
- No tenemos.
- Que niñas más buenas, ¿no bebéis?
- No, no nos gusta- digo, riéndome.
- Bueno, ¿cómo lleváis la vida de famosas misteriosas?
Me río una vez más. Los dos nos sentamos en la mesa del centro del salón.
- La que sale en las fotos es tu novia, yo aún no he experimentado esa sensación.
Ahora quien ríe es él. Dani ha elegido al chico mas majo de Londres.
- Oye, hemos comprado más cortinas y cuadros, ¿nos ayudarás a ponerlos? Es que yo soy muy torpe.
- Claro, mañana si no tenéis nada que hacer me paso por aquí.
- Oye, ¿dónde vas a llevar a Dani?
- ¡Sorpresa!
- Vaya, eres el chico sorpresas.
- Sí, es verdad.
Mientras que los dos reímos de nuevo, Dani entra en el salón. Él se queda embobado haciéndole una radiografía con la mirada.
- Joder, que guapa estás.- se besan mientras yo miro. No pueden ser mas monos.
- Bueno, fuera de aquí, que la mujer solitaria se queda. Me faltan gatos, muchos gatos.
- Yo te los compro.- dice Dani y yo me río, cuando se supone que debía sentirme ofendida.
Ahora me toca vestirme a mi. Opto por unos shorts color rojo, una camiseta de tirantes blanca y unos tacones con bastante plataforma del mismo color. Me pongo la americana negra de Dani y cambio las cosas de mi actual bolso a un bolso del mismo color que la chaqueta. Decido alisarme el pelo, haciendo que sea más largo aún de lo que lo tengo y me cojo el flequillo en una graciosa trenza. ¿Maquillaje? Bah, paso. Rímel y punto.
Mel llama a la puerta y le abro con mi mayor sonrisa.
-Hola- nos damos dos besos-
- Hola Marina.
- Espera, cojo mi bolso y nos vamos.
Salimos de allí y caminamos los pocos pasos hasta el restaurante. Está muy nerviosa y se le nota bastante. Yo le sonrío e intento que se relaje, pero de nada sirve. Tengo muchas preguntas, pero no me atrevo a preguntárselas de golpe: ¿Es lesbiana, o acaba de descubrirlo? ¿Lo saben sus padres? ¿Lo aceptan? No se ni por qué, pero sus padres no aceptarían eso. Son la típica familia que debe ser perfecta en todo y cualquier cambio que se produzca es como un desperfecto. No hay nada mas que ver a Mel, que con 19 años lleva la vida de una mujer de 30. Solo le falta formar una familia. Adam la presiona con el trabajo y Lisa, aunque no lo se, estoy segura que le ha enseñado como ser toda una señorita. No hay mas que verla: lleva unos pitillos de color beige con una camisa de manga al codo blanca remetida, unos zapatos planos marrones y una rebeca del mismo color que se quitó cuando llegó a recogerme. Estoy segura de que está deseando ponerse un vestido más corto de lo normal, unos taconazos tan grandes como los míos y dejarse el pelo suelto y salvaje, no como ahora, que lo lleva recogido en un elegante moño. Parece muy independiente, pero en realidad Lisa y Adam la manejan a su semejanza. Jake y Molly van por el mismo camino.
Pedimos la comida y en poco tiempo la tenemos delante. Estamos hablando de las cosas  de siempre: el trabajo, los estudios, España, la famosa faceta de chica desconocida de Dani... Pero necesito ir al grano:
- Oye Mel.
-¿Sí?- dice, aún más nerviosa y bajando la mirada hacia su plato.
- Quiero que sepas por qué te he invitado a cenar. No quiero que lo que pasó el otro día se interponga entre nosotras, porque tu eres muy buena persona y amiga y no quiero que ese desliz nos separe.
Se le ilumina el rostro y me mira:
- Estoy totalmente de acuerdo. Yo quiero pedirte perdón por lanzarme y cagarla un poco.
- No te preocupes, no tienes por qué pedir perdón. Además, hiciste bien.
- ¿Qué?
- Si no me hubieses besado, te hubieras quedado con la duda de si soy lesbiana o no, de si siento algo o no. Así que hiciste lo correcto.
Se ríe aún más contenta y más nerviosa. Es majísima y tras esa careta de niña sofisticada y elegante hay una chica normal a la que estoy segura que le encantan las sudaderas y los vaqueros rasgados tanto como a mi.
- Pero hay un problema...
-¿Cuál?
- Que no sé si soy lesbiana o no.
Me callo pensando en que decirle, pero ella sigue hablando.
- Te besé porque no sé, sentí algo dentro que me dijo que lo hiciera. Pero nunca había sentido esa sensación.
- Yo creo que si lo eres, solo te hace falta tiempo para descubrirlo. ¿Nos vamos a mi casa?
- Vale.
Pago la cena, no demasiado cara, y volvemos. Hago unas palomitas para las dos mientras le enseño las cosas nuevas para decorar la casa. Se enamora del cuadro de España y me pregunta dónde lo he comprado para pillar uno igual o parecido. La verdad es que el juego de colores de ese cuadro es lo que lo hace tan especial.
Nos olvidamos del tema de antes y empezamos a hablar sobre otras chorradas, como la ropa. La llevo a mi armario y empezamos a sacar vestidos, sudaderas, vaqueros, pitillos... Combinamos las prendas y nos las probamos, haciendo como si estuviéramos en una pasarela de modelos. Se prueba todos mis tacones, las Converses, los vestidos más cortos y con más escote, todas mis sudaderas... La mujer pija de antes ahora es una sexy chica de cuerpo espectacular con ropa de mil colores.
-¡Me encanta todo tu armario!
- Puedes pedirme lo que quieras.
- ¿Me puedo probar aquellos tacones?
- ¿Estos?- digo, cogiendo unos taconazos morados.
- Sí, parecen los más altos de todos los que tienes.
Se los pone y sorprendida por su gran aumento de altura, camina con torpeza. Las dos reímos a carcajadas. Se los quita y me dice muy ilusionada: "Me encantan"
- Pues te los dejo.
- No, no lo quise decir por eso...
- Me da igual, llévatelos y póntelos para alguna ocasión especial.
- Es que yo nunca he sido de tacones muy altos... Es más, yo nunca he sido de tacones.
- Pero si te gustan, ¿por qué no ponértelos? Tienes 19 años, si no te los pones ahora, ¿cuándo piensas hacerlo?
Se queda pensativa y se los vuelve a poner mientras se mira al espejo.
- Es verdad, me los quedo.- mira la hora y abre los ojos- oye, tía me voy ya, que mañana madrugo.
Se vuelve a vestir con su ropa de abuela y se despide de mi con un gran abrazo.
- Ya sabes, cualquier duda o lo que sea, dímelo e intentaré darte consejo.
- Gracias por todo Marina, eres una gran persona.
Se marcha calle abajo buscando su lujoso Mercedes con una gran expresión de felicidad en la cara y mis tacones morados metidos en la bolsa que cuelga de su brazo.
Ahora me toca esperar a Dani, que no tardará mucho en llegar. Ordeno el armario y me tumbo en la cama mientras miro Twitter, esperándola para contárselo todo.

Unas horas antes...


Me monto en el coche de Josh y le pregunto que a dónde vamos hoy.
- Pues vamos a cenar en mi casa.
- ¿Cocinas tú?
- Claro.
-¡Qué bien! Como no esté bueno te lo digo, que soy sincera-ríe- ¿Y tu madre estará también?
- Ahí quería yo llegar. Cenamos en mi casa porque quiero que la conozcas. Bueno, ya la conoces por el tema del alquiler, pero es para que te conozca como mi novia
- Por mi bien.
- Quizás esta noche te aburras un poco, pero es que lo veo necesario ya.
- Primero: quiero conocer a tu madre. Segundo: ¿necesario? ¿a que viene la necesidad?
- ¿Te acuerdas que te dije que mi madre estaba enferma?
Mi cara cambia automáticamente.
- Sí, pero, ¿ qué pasa?
- Ha empeorado
- ¿Es muy grave?
- No, pero por ahora. El médico me ha dicho que no sabe cuando, pero dentro de poco la cosa podría ir a muchísimo peor...
Le abrazo y le susurro al oído: "lo siento"
- Pero aún está aquí y pienso disfrutar de mi madre todo lo que pueda. Lleva ya varios meses diciéndome que me eche novia, que no quiere morir sin verme enamorado. Cuando le hablé de ti se puso muy, muy contenta y le vamos a dar la sorpresa de que vienes a cenar.
- ¡Pues vamos! Estoy deseando conocerla, seguro que es un amor de mujer.
Conduce hasta su casa y nos bajamos. Abre la puerta mientras grita "Mamá, ya estoy aquí"
- Soy vieja, pero aún no estoy sorda, no grites.
- Vale, lo siento. Tengo una sorpresa.
Al oír eso, entro en el salón y saludo.
- Buenas noches.- sonrío- Soy Danielle.
El serio rostro de la mujer cambia a una sonrisa esplendida que la hace parecer hasta mas saludable de lo que está.
-¡Que alegría! ¡Por fin te conozco! Pero, oye... ¿tu no eres una de las chicas a las que le alquilamos la casa?
Por lo que veo, la memoria tampoco le falla mucho.
- Así es.
- ¡Dame un abrazo, hija mía! No puedo levantarme.
Me agacho frente a ella y nos fundimos en un cariñoso abrazo.
- Pareces una chica muy buena y además eres preciosa. Es una alegría saber que mi hijo estará contigo, al menos hasta que yo falte, que será dentro de poco.
En sus palabras no hay ni una pizca de tristeza, más bien parece la madre más feliz del mundo.
- Voy a preparar la cena- dice Josh- Te voy a mover hasta la mesa, ¿vale?
Conduce la silla de ruedas hasta una mesa en el salón colocada frente a la tele. Me siento en una silla a su lado mientras sigue echándome flores.
- Bueno preciosa, ¿ a qué te dedicas?
- Pues estoy estudiando.
- Así me gusta, estudiando, como mi Josh. Tu familia está muy lejos, ¿verdad?
- Sí, están en España.
-¿Y les echas de menos?
- Claro que sí, les quiero mucho. Pero estoy viviendo con una de las personas que mas quiero.
- Hablas de la otra chica, ¿verdad? ¿Cómo se llama?...
- Marina.
- Eso, eso. También me pareció una chica preciosa y cariñosa como tú.
Josh aparece con varios platos y pone la mesa. Se sienta con nosotras a comer mientras seguimos charlando.
- La última novia de Josh no me gustó nada al principio. Después, cuando empecé a llevarme bien con ella, lo dejaron. Mira que se lo dije, "¡esa no te conviene!" Pero tú eres diferente, a mi me gustas mucho.
Josh no puede aguantar la risa y casi hecha toda la comida por la boca. Al ver su reacción yo también me río y la mujer tose en un intento de risa.
Ya hemos terminado y es hora de que me vaya. Le doy dos sonoros besos a la mujer, que se llama Juliette, y Josh me acompaña a la puerta.
- Eh, esperad.
-¿ Qué quieres, mamá?
- Besaros. ¿Qué pasa si no vuelvo a verte, Danielle? Quiero que os beséis y me demostréis que estáis juntos.
- No seas pesimista, mamá.- dice Josh, pensando que para mi esto es un momento incómodo. Pero no lo es.
- De acuerdo, Juliette.- me acerco y nos besamos. Es el beso mas extraño que he dado. No porque no me haya gustado, es más, me ha encantado, porque sé que ha sido admirado por una persona que adora que estemos juntos.
Una vez en la puerta, nos damos otro, más largo todavía.
- Acabas de hacer a mi madre la mujer más feliz del planeta.
- No, la mujer más feliz del planeta soy yo por tenerte.
Joder, menuda cursilada acabo de soltar. Me ha salido del alma.
- Te quiero. Mucho.
Nos damos otro beso antes de marcharme
- Siento no poder llevarte, pero no quiero dejarla sola ahora.
- No te preocupes, me pillo un taxi.



Oigo unas llaves y un taconeo. Me asomo y veo que Dani entra con su habitual cara de felicidad.
- Definitivamente, ya no eres Mrs Malik. Estás demasiado colada por Josh.
-¿ Cómo no estarlo? Por Dios, acaba de sacarle miles de sonrisas a su madre.
-¿ Habéis estado con su madre?
- Me pongo el pijama y te cuento.
Decido ponerme yo también el mío y nos acoplamos, como cada noche, en el sofá. Increíble lo que acababa de hacer Josh. Con esto ha demostrado ser el ser más cariñoso de la tierra. No quiero que él y Dani se separen nunca, nunca, nunca.
- Ahora te toca contarme a mi, ¿cómo ha ido con Mel?
Le relato mi tarde- noche con ella y lo bien que hemos acabado.
- Joder tía, con esto le has dejado bien claro que no quieres perderla. Decimos de Josh, pero tu también eres muy buena.
- Ui, que empalagosa vienes hoy...
- ¿Encima?- me pega un puñetazo en el hombro
- Así, así es la Dani de verdad. ¡Beeeestia!- le pego con un cojín y acabamos en una pelea. Un rato después, decidimos irnos a la cama.
Hago un mini resumen del día de hoy: hemos comprado los cuadros y demás para decorar que Josh nos pondrá, he arreglado las cosas con mi madre y  lo he hablado todo con Mel. Pero falta una cosa por la que ya hemos perdido completamente la esperanza: la llamada de Harry. Una noche más, me duermo mientras ese último triste pensamiento me acompaña.







miércoles, 10 de octubre de 2012

CAPÍTULO 11

Un sonido va acaparando mis pensamientos hasta despertarme. Son unas voces cantando una canción de forma desafinada y mal. A los pocos segundos la reconozco: Es la canción "Its time to get up", la que cantan los chicos a Harry y Zayn mientras duermen cuando  grabaron  "A year in a making"
Me doy la vuelta y veo a Dani con su móvil que reproduce el vídeo una y otra vez.
-¡Its time to get uuuuuuup!- Mi grita en el oído.
- No. Así, no.
-¿Qué dices? ¡Es el despertar perfecto! Conocemos a los chicos y te levantas con esta canción. ¡Ideal!
- No es tan ideal si me gritas, guarra- le pego en la cara con un cojín- Oye, ¿qué hora es?
- Son las 9:30
-¡Mierda, el trabajo! ¿Por qué no me has llamado antes?
-¿Ya se te ha olvidado que estás resfriada? Ayer te mareaste más de una vez, así que hoy vas a estar aquí para recuperarte.
- Bueno... vale, pero dame el móvil que llame a Lisa o a Adam, por favor.
- Ya han llamado ellos y he hablado por ti. He dicho que estás mal y que te es imposible asistir hoy.
- Vale...- me vuelvo a tumbar en la cama- Joder, que calor- me quito la sábana y las dos mantas que me eché anoche encima, tirándolas al suelo.
- ¡Ala, dí que sí!- Dice Dani, recogiéndolas.- ¿Te puedes creer que ayer cenamos con los chicos? Yo pensaba que el día que les conociera estaría flipada dos meses o tres...
- Creo que no nos sorprende como esperábamos por dos cosas: 1º: Hemos madurado. Ya sabes, no es lo mismo cuando teníamos 13 años, que imaginábamos conocerles a cada hora, que ahora con 18, 19 en tu caso. Hay más cosas en las que pensar: la mudanza, la nueva casa, los gastos, los estudios, el trabajo...
- Tienes razón, pero reconoce que fue alucinante.
- Lo reconozco, ¡por dios, fue lo mejor que me ha pasado en la vida! Y además, reconozco otra cosa.
-¿Qué?
- Anoche volví a tener 13 años y soñé toda una vida con ellos. 
Dani sonríe y de repente, volvemos a estar en el instituto, inseparables, dando vueltas por el patio, pidiendo unas tostadas en la cafetería...
-Y...¿cuál es la segunda cosa?
- No los conocimos agobiadas, como hicieron todas esas fans que había fuera. Hemos tenido la oportunidad de hacernos sus amigas, o por lo menos, buenas conocidas.
Un largo silencio se produce de repente,  sin quererlo. El vídeo de los chicos sigue reproduciéndose una y otra vez. Lo miro. La escena en la que Harry se levanta y canta mientras Zayn sigue durmiendo se vuelve a repetir. Oigo que Dani sorbe por la nariz.
-Marina...
La miro preocupada al oírla llorar silenciosamente. 
-¿Qué?- Le pregunto, boquiabierta.
-¿Es esto lo que se siente cuando la mayoría de tus sueños de adolescente se cumplen?
Respiro profundamente y sonrío al ver que las lágrimas son de alegría.
-¿Qué sientes?
- La felicidad en estado puro. 
Las mejillas de Dani cada vez se muestran más y más empapadas. Su sonrisa, preciosa, también acaba mojada con sus lágrimas.
-¿A qué sueños de adolescente te refieres?
- Encontrar el amor de tu vida, conocer a tus ídolos y vivir con tu mejor amiga en la ciudad que siempre has querido. Bueno, no se si a Josh le puedo llamar el amor de mi vida, pero es perfecto para mi. 
Entonces mi respiración se corta para acelerarse cada vez más y mis ojos esconden lágrimas a punto de salir y acompañar a las de Dani. 
- Tía... Ven...
La abrazo y del impulso, se sale y casi se cae. Las dos reímos, pero no la suelto. Se pone de pie, yo de rodillas sobre la cama  me apoyo en su pecho, como siempre cuando nos abrazamos. Las dos lloramos como si no hubiera mañana, como si gracias a estas lágrimas pudiéramos decir todo lo que sentimos sin palabras. Y lo hacemos. 
- A mi solo me falta encontrar el amor de mi vida. Pero es que siento que no me hace falta, que ya tengo todo lo que quiero.
- Tengo el presentimiento de que lo encontrarás aquí en Londres. No será uno de los chicos, no, será alguien normal que pase desapercibido por la calle, pero no ante ti.
Las dos nos ponemos románticas y filosóficas, hablando de nuestra vida y de lo perfecta que es. 
-¡Dani!
-¿Qué?
-¿Tu hoy no te vas con los de la beca o qué? ¡Mira que hora es!
- No, mira, se me olvidó decírtelo: tenemos dos días de descanso para hacer un trabajo y entregarlo después.
- Mejor, así te quedas conmigo.
- Estamos demasiado cariñosas hoy, ¿eh?
-¡Tenemos motivos! Vamos a levantarnos y a desayunar, anda.


"¿Nunca has tenido la sensación de quererla más que a nadie?
Esas noches oscuras de sueños infinitos en los que siempre aparecía ella. Todos los planes, todas las tardes y todos los días juntas. Los gritos, comentarios y palabras estúpidas que acababan siendo un mote cariñoso. La primera persona en la que pensabas cuando querías ir a algún sitio o viajar a alguna ciudad. Ella es la chica a la que cuando decías "Te quiero" lo hacías con toda sinceridad, en completa confianza y con más amor que cualquier "Te quiero" a un novio u otra amiga, porque ella no es tu amiga. Ella es tu mejor amiga. 
Esas dos palabras definen a la persona  con la que cuentas para absolutamente todo. No se las puedes atribuir a cualquiera y no puede hacerse en un día o dos. Yo, por ejemplo, tardé años. Y pienso que esos años hubieran sido más fáciles si ella ya hubiera estado a mi lado. Es extraño, pero yo la veía como una amiga más. A esa amiga a la que ves y abrazas, llamas "cariño" y os tomáis fotos juntas con una bonita sonrisa. Pero era el destino o yo que se que coño era , ella tenía que acabar siendo más. Siendo la mejor. La que cuando me siento  hundida a miles y miles de kilómetros de profundidad y me inundo  en tus propias lágrimas, me salva.
Y llega un momento en el que no te imaginas un día sin hablar con ella, que la extrañas porque hace un rato que no habláis y le envías un mensaje. Llegas a planear un futuro perfecto a su lado. ¿Príncipe y castillo? ¡Y una mierda! Mejor amiga en una casa cualquiera, en la ciudad de vuestros sueños. Eso si es vida. Ya habrá tiempo de enamorarse, de crecer, de... madurar. ¿Pero sabéis qué? Yo quiero madurar con ella. 
Si no tienes mejor amiga, también puedes ser feliz, pero es lo mismo que vivir sin amor: tienes un vacío que tarde o temprano necesitarás llenar.
Ahora que  la miro cada mañana cuando se despierta con el pelo revuelto y los ojos achinados puedo decir con total seguridad que he cumplido uno de mis mayores sueños."

Las dos hemos desayunado junto a la ventana, como el otro día. Ahora, ella está con el ordenador, haciendo su trabajo y yo hablo por el móvil con varios amigos que me preguntan sobre mi estancia aquí. Mi prima Elena se conecta y antes de que pueda saludarla, lo hace ella.
Elena: AÚN NO ME LO CREO. EN SERIO. HAS CENADO CON ELLOS, TÍA, HAS CENADO CON ELLOS.
Como os habréis imaginado, cuando se fueron se lo conté todo y me dijo que si escuchaba varios gritos en forma de eco, eran suyos y venían desde Málaga.
Yo: Pues es verdad  y tienes la prueba
Elena: ¿Hay fotos?
Yo: Pues... No. Pero la verdad, no me preocupa. Ya te dije que nos iban a llamar otra vez para quedar, y no creo que nos hayan mentido.
Elena: Yo tampoco. Después de haberles ayudado y de que estuvieran allí hasta tan tarde, no se olvidarán de vosotras fácilmente.
Yo: No le digas a Dani que te lo he dicho, pero, ¿sabes qué? Hemos llorado como tontas esta mañana viendo como todo nos está yendo tan perfecto.
Elena: Yo hubiera llorado también. ¡Como para no hacerlo, joder!
Yo: ¿Y de tu vida, qué?
Elena: ¿En serio te interesa mi vida, teniendo la alucinante vida que tienes tú?
Yo: Lo pregunto para saber como vas, ¡tonta!
Elena: ¡Bien! Definitivamente, la chica de Barcelona es la que mejor me cae. Las otras dos son majas, pero creo que van a dar algunos problemas con el tema del alquiler y el dinero...
Yo: Mucho cuidado, prima.
Elena: Bueno, yo iba a decirte una cosa muy muy muy importante.
Yo: ¿Qué es? OMG, cuéntame ya.
Elena: No, ahora debería dejarte con la intriga, como hiciste tu anoche tras el mensaje con sus angelicales voces.
Yo: ¡Jo, venga, cuéntamelo!
Elena: ¡Vale, vale! Resulta que para Navidad, mis compañeras se van con sus familias y tal... Yo estaré un tiempo con mi madre, pero he estado ahorrando dinero, estoy apunto de los 19 y...
Pasan dos minutos. Tres. Cuatro.
Yo: ¡Me tienes de los nervios, dilo ya!
Elena: ¿Me puedo ir a pasar la Navidad contigo y Dani?
Yo: ¿ACASO LO DUDABAS? ¡CLARO QUE SÍ! 
Elena: GRACIAS GRACIAS GRACIAS GRACIAS GRACIAS, TE QUIEROOOOOOOOOOO
¡Esta noticia es genial! Ahora mismo me la imagino saltando de alegría y diciéndoselo a su amiga. Al igual que yo, su sueño es vivir en Londres, por lo que venir aquí para ella es algo demasiado grande. Estoy segura de que algún día se quedará.
Yo: ¿Por cuánto tiempo sería?
Elena: Eso habría que verlo, pero seguramente una o dos semanas. Madre mía, me has alegrado el día, el año, ¡la vida!
Yo: Yo también tengo muchísimas ganas de que vengas, tía. Siempre pasamos una semana o dos juntas pero en verano, ahora la pasaremos en invierno.
Elena: Y lo más importante... EN LONDRES. 
Yo: ¡SÍII!
Elena: Tengo que irme ya, hablamos más tarde o mañana, ¡un besazo! Ah, y otro besazo para Dani.
Se desconecta del chat y le sonrío a la pantalla. Llamo a Dani, que se sienta a mi lado para que se lo cuente todo. Las dos se conocen, porque cuando tenía 17 años y estuve dos semanas en Málaga, me llevé a Dani y las pasamos juntas. El primer día todo fueron malas impresiones, ya que las dos son muy diferentes, pero, día a día, hablaban cada vez más, compartían opiniones, gustos... Total, acabaron llevándose genial y queriendo repetir la experiencia. 
- Me parece genial, no veo a tu prima desde ese verano y estaría muy bien enseñarle Londres, como cuando fuimos nosotras en el autobús...
Mi móvil suena. Es un número que no conozco:
-¿Diga?
-¿Marina Gijón?
- Sí.
- Le hablo desde la comisaría. Soy el policía con el que pusiste la denuncia. Tienes que venir con tus amigos de nuevo para terminar de ponerla, ¿ de acuerdo? ¿Te vendría bien mañana por la mañana, a las 10:30?
- Lo siento, estaré trabajando. Mejor por la tarde.
- Un momento- oigo como sus manos teclean en el teclado del ordenador- Por la tarde sería a las 17:15. 
- A esa hora si puedo.
- Mañana nos vemos, buenos días.
Cuelgo y tiro el móvil sobre el sofá. Dani, que había ido a beber agua, me habla
-¿Quién era?
No la oigo sumergida en mis propios pensamientos. Joder, otra vez no. David de nuevo. La desagradable imagen  dando vueltas en mi cabeza. La herida del brazo, que ya está casi curada, parece volver a hacerse notar. La bolsa con la asa llena de sangre que aún guardo. La mirada asustada e ingenua que pude verme cuando me reflejaba en el espejo...
-Marina, joder, ¿quién era?
- La policía, para poner la denuncia.
- Ya era hora de que llamasen. ¿Cuándo hay que ir?
- Mañana por la tarde, a las 17:15. Tu y Josh tenéis que venir
- Sin problema, ahora le llamo.
Miro hacia el suelo, con la cabeza agachada. El pelo cae sobre mi rostro.
- Marina, no lo pienses más. Olvídalo, ¿vale?
Quizás sea una tontería lo que estoy pensando.
-¿Cómo voy a olvidarlo...?
Pero... lo pasé muy mal, y aún se me ponen los pelos de punta.
- ¿...si a cada rato, algo o alguien me lo recuerda?
Una lágrima salvaje cae. Me la seco antes de que llegue a mi mejilla. Sí, soy gilipollas, pero lo voy a hacer.
- ¿Sabes qué?
Dani, confusa y me atrevo a decir que con miedo, pregunta:
-¿Qué?
-Paso de esto. Paso de David y paso de ese día. Ahora soy feliz y hace unas horas tenía la mejor sensación del mundo. No pienso derramar ni una lágrima más por ese gilipollas.
- Tía...
- Sí, es lo que estás pensando. No voy a denunciarle.
Se queda callada y mira al suelo al igual que yo. Sé que no está de acuerdo, como es lógico. Pero he tomado esta decisión y para mi sin duda es la mejor. No quiero que su cara vuelva a mi mente.
- Tía, no es correcto. Deberías denunciarle y darle lo que se merece. Pero, por otra parte, te comprendo. Estás harta de que cada día o casi cada día, cuando mejor te sientes, llegue él. Te apoyo en lo que decidas hacer, ¿vale?
Llena de emoción, la abrazo. ¿Lo veis, lo estáis viendo? Es la mejor. Sin duda. Haga lo que haga, diga lo que diga, ella tendrá la mejor solución y me aportará la mejor opinión. Siempre.
Decide cocinar y me prepara un pescado que está bastante bueno. Dice que no se le da bien cocinar, pero yo creo que lo hace igual que yo. Josh la llama diciendo que quería quedar con ella de nuevo.
------------CONVERSACIÓN DE DANI Y JOSH------------
- Hoy me toca a mi invitarte a todo lo que tu quieras. A todo.
- Vale, yo solo quiero que me invites a cenar. Y bueno, tengo muchas ganas de una chaqueta que vi el otro día...
-¡Ajá, lo sabía!
------------------------
Quedan para las 19:30. Yo seguiré escribiendo y captando ideas para futuros capítulos, limpiaré la casa, hablaré con mi familia...
-¡Marina, tu móvil suena!
... o quizás no.
-¿Quién es?
-Mel.
Lo cojo y deslizo el icono verde de la pantalla táctil.
-¿Sí?
-¡Marina! Me he enterado de que estás resfriada, ¿cómo te encuentras?
- Algo mejor, gracias.
- Te noto la voz ronca. Te llamaba para decirte que si puedo ir esta tarde a tu casa.
-¡Claro! ¿A qué hora?
- A las... 18:00
- Pues Dani se va a las 19:30.
-¿Por qué?
- Ha quedado con Josh.
- Pero... ¿están juntos?
-¡Sí! ¿No te lo ha dicho él?
- No, llevamos sin hablar bastante tiempo. Los estudios y el trabajo últimamente me acaparan mucho. ¡Mi padre quiere que haga todo en la empresa!- se ríe- Entonces a las 18:00 estoy allí. ¡Felicita a Dani de mi parte!
- Lo haré, un beso.
Entonces mi tarde se resume en escribir, hablar con mi familia y si me da tiempo, limpiar y ordenar un poco la casa.

Dani está en su cuarto decidiendo que ponerse. Invitará a Josh al restaurante que hay aquí al lado, por lo que no tendría que ponerse muy elegante, pero sí arreglada. Yo me he apoderado del ordenador y he parado de escribir para conectarme a Twitter y a Tuenti. Entro en la primera red social y me quedo sorprendida por lo que leo, aunque era de esperar:
Fotos de los chicos entrando en casa de una chica que no conocíamos tras ser perseguidos por las fans.
Nuestros chicos entrando en casa de una chica ¿Quién será? No la habíamos visto nunca.
Al parecer, dentro de la casa había otra chica, pero no hay nada confirmado.
Nadie tiene ni idea de quién es la chica del pelo rizado, y como podéis ver en esta foto, no hablamos de la novia de Liam.
Veo todas las fotos, algunas borrosas, otras con una increíble buena calidad. Se distingue perfectamente que es Danielle, mi Dani. Hay muchísimas: Dani hablando con Zayn, nerviosa. Dani hablando con Harry antes del ataque. Dani mientras abre la puerta de casa. Dani. Dani. Dani... ¿Pero cuantas fotos hay?
Se las enseño todas y las dos reímos.
- Tía, es extraño aparecer como la nueva desconocida famosa en twitter... pero, ¡mola! Una experiencia más.
Dejo twitter y me conecto a Tuenti. Saludo a mi madre, que me estaba esperando.
Lola: Te echamos de menos. No sabía que iba a parecer tanto tiempo.
Yo: Ahora estarás en plan: Oh, mi hija se ha ido...
Lola: ¡No te rías de mi! Sí, estoy así, pero también estoy muy contenta del futuro que te estás ganando, y muy, muy orgullosa de ti.
Yo: Oh, mamá, gracias... Te quiero mucho.
Que una madre le diga a su hija que está orgullosa, es lo mejor que le puede comunicar.
Yo: Tengo que contarte dos cosas. 
Lola: ¿Malas?
Yo: Una es lo mejor que me ha pasado en mi vida, y la otra... yo no la considero mala.
Le relato a mi madre con todo detalle como fue mi encuentro con los chicos: las fans en mi puerta, los gritos, cuando cenamos, como reíamos viendo ese programa... Ella me dice que es increíble, que no se lo cree. Yo creo que estará pensando que las cosas pueden pasar, porque yo hace unos años decía: "Me mudaré a Londres y les conoceré" Escribía historias y fantaseaba demasiado. Por eso no se cree que ahora sea verdad, al igual que Elena, al igual que Dani. Al igual que yo. Tras un buen rato comentando todo esto, me pregunta sobre la segunda cosa.
Yo: He decidido no poner la denuncia.
 No me da tiempo a darle a "Enviar" cuando me contesta.
Lola: ¿Qué? Será broma, ¿verdad?
Yo: No mamá, no es broma. No voy a hacerlo y punto.
Lola: ¿Qué se te ha pasado por la cabeza para hacer esa tontería?
Yo: Hacía mucho tiempo que no era tan feliz y no voy a permitir que me recuerden la cara de este idiota por culpa de la denuncia. Para eso no la pongo y olvido el tema para siempre.
Lola: ¿Y ya esta?
Yo: Sí.
Lola: No puedo creer que me estés hablando en serio. Casi te viola y ahora le dejas en paz. No te entiendo, Marina. Ponle la denuncia, que se lleve su merecido.
Yo: Eso es lo que yo pensaba, pero no sabes lo que siento cuando estoy alegre y me recuerdan la cara de David, el día, el momento... Quiero que todo se borre de mi mente ya. 
Lola: Muy bien, pero antes, pon la denuncia. ¿Eres gilipollas, o qué te pasa?
Yo: No soy gilipollas, solo digo que paso del tema, paso de absolutamente todo.
Lola: Es que se veía venir que al más mínimo problema no ibas a actuar bien.
Yo: ¿Qué dices?
Lola: Que tienes 18 años, que deberías estar aún aquí, que no tenía que  haberte dejado ir.
Yo: ¿Pero que estás diciendo, mamá? 
Lola: Lo que lees. Te conozco y eres muy ingenua e ignorante. No deberías estar viviendo sola aún, no tenías que haberte ido.
Yo: ¿Me estás diciendo que me quitarías la oportunidad de vivir aquí y cumplir mi sueño de ser escritora?
Lola: Sí. No estás preparada para vivir sola. Deberías estar aquí, estudiando en Málaga y cerca de nosotros.
Yo: ¿Qué hay de la madre que un día me dijo que me dejaría viajar a dónde quisiera si tenía la oportunidad? 
Lola: Viajar, no quedarse a vivir.
Yo: No me puedo creer que estés diciéndome esto, en serio, mamá, estoy viviendo mejor que nunca.
Lola: No, mejor que nunca no. Me estás demostrando que al mínimo problema pasarás del tema. Y eso no es responsable para nada.
Yo: ¿Sabes qué? Me voy. No me esperaba que me dijeras todo esto. Sabía que te enfadarías, pero no que te arrepentirías de dejarme hacer lo que siempre he querido, adiós, ve y cuéntaselo todo a papá para ponerlo de tu parte.
Desconecto el chat y me entran impulsos nerviosos que me hacen querer romper algo. Casi tiro el ordenador de la mesa al levantarme. Cojo los cojines del sofá y los tiro al suelo, pisoteándolos. Le pego puñetazos a la cama, salto llena de rabia mientras Dani intenta secarme las lágrimas y me obliga a sentarme en el sofá y contarle lo que ha pasado. Es la primera forma que se me ha ocurrido de descargar mi ira, y la verdad es que casi siempre hago eso y después, escribo desahogándome. Dani me pide que me calme y me da un pañuelo. Respiro profundamente y con palabras entrecortadas se lo cuento todo.


"Siento como todo se desmorona rápidamente, sin dejarme ni respirar. ¿Por qué ha tenido que pasar esto? Nada está yendo bien, ni genial, ni fabuloso.
Está yendo perfecto. Sí, perfecto.
Y me jode, me jode muchísimo que por querer olvidar un puto día de mi vida, no lo entiendan. ¡Tengo todo lo que necesito y quiero, déjame!
Y para colmo, la confianza, la esperanza y el orgullo han desaparecido. Ahora solo hay arrepentimiento, testarudez y odio.
Sí, es duro. Es muy, muy duro que una de las personas que más me ha apoyado y más me quiere, ahora diga que no estoy echa para lo que estoy  viviendo. Muy, muy duro"

Mel llegará dentro de poco y yo aún sigo con un cabreo demasiado grande. No quiero ver a nadie, no quiero hablar con nadie, no quiero tomar un café con una sonrisa mientras hablo de cosas inútiles.
Pero tengo que hacerlo. Mel está siendo muy amable conmigo, gracias a ella tengo trabajo y además se interesa por saber si me encuentro bien o no. Me pongo una sudadera cualquiera, unos vaqueros y unas de mis Converse. Mientras me cepillo el pelo, oigo como llaman a la puerta y Dani abre. Salgo del baño y le doy dos besos.
-Mira lo que ha traído Mel- me dice Dani.
-¿Qué es?
- Es un té que me enseñó a preparar mi abuela, muy bueno para los resfriados. ¡A mi siempre me funciona!
- Oh, ¡muchas gracias!
- Lo voy a preparar, ¿vale?- Mel se va a la cocina y mientras lo prepara todo, Dani y yo ponemos unas sillas junto a la encimera.
- Mientras preparo esto, me tenéis que contar una cosa.
-¿Qué cosa?- Preguntamos, sabiendo perfectamente que trataba sobre los chicos.
- ¿Que son todas esas fotos en twitter? Dani huyendo de las fans, One Direction entrando en casa...¡contadme, ya!
- Vale, te lo contamos, pero si prometes no decirle nada a nadie y mucho menos, a la prensa.- le digo, al igual que hice con mi prima.
- Eso está hecho.
Por tercera vez, lo contamos. Se queda muy sorprendida y se alegra por nosotras, porque sabe que somos directioners de corazón.
- Os prometo que no diré nada, porque yo pasé por algo parecido.
-¿En serio?
- Sí, fue con Daniel Radcliffe. Estaba rodeado de fans y como tenía prisa, intentó correr. No se como, pero confió en mi y me dejó que le llevara en mi coche a su destino. Después, en twitter, se formaron muchísimos rumores que él desmintió.
-¡Joder! ¡Que fuerte!
- Pues la verdad es que estaba flipando, soy muy fan de Harry Potter y todo esto fue flipante. Solo que él no me dijo de cenar ni nada, simplemente foto, autógrafo y abrazo. Suficiente.
- Bueno, hay que reconocer que los chicos de One Direction son especiales- Dice Dani, con mucha razón.
Josh llama a la puerta y  se va con él. Mel y yo nos quedamos solas, pero por poco tiempo porque se tenía que ir a una reunión en no se dónde. Seguimos hablando sobre este lío de famosos, tomando el té que ha preparado ( no se si es efectivo, pero está buenísimo) y en definitiva, pasando la tarde.
- A Josh y a Dani se les ve muy enamorados...- comenta, cambiando de tema.
- Desde el primer día había "feeling". Los dos son una monada, la verdad, estoy contentísima.
- A veces he llegado a tener amigos que estaban a dos pasos de acabar saliendo con alguien, pero no lo hacían y hasta yo misma me agobiaba.
-¡Eso es exactamente lo que me preocupaba de Dani! La conozco y es insegura, pero ha hecho lo que debía hacer. Mas bien, lo que quería hacer.
- Entonces estás de acuerdo conmigo, no hay que desaprovechar las oportunidades, ¿verdad?
Me quedo algo pensativa y sonrío:
- Si aparecen oportunidades, es para cogerlas.
- Sí.
Mel se inclina bruscamente acabando en mis labios. Me besa con prisa, con ganas, como si llevara esperando hacerlo mucho tiempo. Espera... ¿Qué cojones está pasando? Nuestra situación: Me ha apoyado contra la pared y me ha empezado a acariciar el pelo. Estoy paralizada, pero saco fuerzas para detenerla.
-Mel, lo siento, pero... yo no quiero. No me gustas.
Su piel blanca se colorea de un ligero rojo. Se aparta rápidamente, coge su bolso y abre la puerta:
- Lo siento, Marina. No debí hacerlo- Cierra la puerta y se va. Yo, flipando, me tiro al sofá y espero a que llegue Dani. ¡Que fuerte me parece lo que acaba de pasar!

Dani llega feliz, como siempre cuando ve a Josh. Me cuenta que han ido en busca de la chaqueta que él quería y después han cenado. Todo agradable y bonito. Le suelto el bombazo de hoy y ella, con los ojos muy abiertos, exclama:
-¡Mel es lesbiana!
- No me lo esperaba, la verdad. Lo malo no es que lo sea, por dios, cada uno tiene la orientación sexual que quiere.
- ¡Por supuesto!
- Pero me da mucha pena, me ha dado ese beso muy convencida y después se ha derrumbado. Quiero hablar con ella y decirle que esto no va a interferir en nuestra amistad.
- Es lo mejor que puedes hacer.
- Pero yo ahora me voy a la cama, estoy muy cansada.
- Vale, yo me quedo con el ordenador hablando con la familia.
Le doy un beso en la mejilla, ella me abraza y me voy a la cama. El día ha empezado estupendo y ha acabado rarísimo. El último pensamiento que acapara mi cabeza es que Harry aún no ha llamado. Si lo hubiera hecho, el día hubiera terminado bien.