domingo, 16 de septiembre de 2012

INTRODUCCIÓN.


Ahora mismo, puedo decir, y con total tranquilidad, que soy la más feliz del mundo. ¿Me ha tocado la lotería? No. ¿ He encontrado el amor de mi vida? No. Niall Horan aún no me conoce. ¿ Entonces? Simplemente, estoy sentada en el sofá de mi casa, con una Coca Cola en la mano, el pelo recogido en un  moño horrible, llevando una sudadera vieja y gastada y nada más( no penséis mal, claro que llevo ropa interior). Bueno, lo de mi casa no es totalmente cierto... En realidad la he alquilado, junto a mi mejor amiga. Sí, las dos vivimos juntas, todo un sueño desde los 13. Ahora tenemos 18, bueno, ella 19. Y sí, vivimos en Londres, esa ciudad deseada por todos. La música suena de fondo y Danielle ( Dani para los amigos) está en la cocina pidiendo unas pizzas. ¿ Por qué escribo esto? Bueno, para eso estoy aquí, para escribir.
Desde pequeña, siempre he tenido interés por dos cosas: cantar y escribir. En el primer tema nunca he tenido suerte, pero en el segundo todo lo contrario. La cosa empezó ganado concursos en el colegio y se alargó ganando concursos en mi ciudad hasta llegar a nivel nacional. Pero solo uno de ellos me cambió la vida. Escribí un relato en inglés ( no era la primera vez que lo hacía) y una editorial londinense me llamó interesándose por mi. Poco a poco he llegado a donde estoy: Viviendo en Londres y escribiendo un libro.
¿Y Dani? Pues... la suerte nos ha sonreído. He intentado vivir con ella cuando estaba estudiando en Málaga, pero no pudo ser. Eso no nos separó, al contrario, nos echábamos de menos y quedábamos siempre que podíamos. Ahora, a ella le han dado una beca y aquí nos encontramos las dos. Será el karma, no lo se, pero  ahora nos sentimos... libres. Sí, esto es libertad.
Llegamos ayer a Londres. Era para vernos: dos catetas de pueblo pegando saltos por cada cosa que veíamos, emocionadas por el simple hecho de pisar estas calles.Llegamos con todo nuestro equipaje a la casa. Una señora ya mayor que se iba a vivir con su hijo nos la alquilaba. Nos esperaba en la puerta con su hijo, con el que lo hablamos todo. Los dos resultaron muy amables, Josh ( el chico) demasiado amable con Dani.
Dani tiene un encanto especial. Siempre lo digo. No es una chica guapa de estas que dejan a los chicos babeando, pero tiene... algo. Tiene el pelo castaño, rizado y frondoso. Los ojos marrones oscuros, pequeños, los labios finos y rositas y la piel blanquita con pecas. Es muy alta, aunque más bien yo la veo así porque soy bajita.
Yo tampoco soy una modelo. Pelo liso,  castaño, a veces casi rubio por causa de los rayos de sol. Ojos marrones y pestañas grandes. Sí, adoro mis pestañas. Labios gruesos y claros y piel tostada. Normal, es mi palabra.
Dani llega con el móvil en mano. Habla por WhatsApp.
- ¿ Con quién hablas?
- Adivina...
- No tengo ganas, ¡dímelo!
- ¡Josh!
- No, venga ya, ¿en serio? ¡Te lo dije! Te miraba mucho...
- Dice de quedar, pero no en plan cita, y que tu te vengas, vamos a ir con unos amigos suyos a comer.
- Que ajetreo, que estrés, ¡ que acabamos de llegar!
- ¡ El mundo es nuestro!- dice Dani, saltando- ¡ Londres está hecho para nosotras!
- ¿ Lo dudabas?- Me motivo. Con ella siempre me motivo- Vamos a ir a esa cena y vamos a arrasar.
- ¿ Lo dudabas? Sonreímos. Nuestra felicidad es inmensa, en serio. No estábamos tan felices desde el concierto de One Direction, cuando teníamos 14 años. En mi caso, el de Lady Gaga, con 16.
El caso es que el chico guapo ( por que sí, es muy guapo) y su madre se fueron y Dani y yo, antes de caer muertas en la cama, colocamos las maletas y limpiamos un poco. Yo al día siguiente tenía que ir a la editorial y hablar con ellos, así que nos acostamos pronto. Ya habría tiempo de salir y pasarlo bien.
Los de la editorial me dijeron lo que ya sabía. Sí, me van a pagar poco, pero me van a publicar mi primer libro, y eso es lo que importa.
Los días serían así: Dani tendría las mañana ocupadas por lo de la beca, por lo que yo escribiría por las mañanas. Por las tardes, después de comer, limpiar y revisar que todo está bien en casa ( sí, somos muy ordenadas)  haremos salidas, compras y lo que tengamos en mente. Todo pinta genial.
Pero ese el día de la llegada no hubo energía para nada, solo dormir y comer. Y en el día de hoy, tampoco hemos querido salir. Sí, somos tranquilas. Mañana será otro día. Que digo, ¡ todo esto es otra vida!

No hay comentarios:

Publicar un comentario