miércoles, 26 de septiembre de 2012

CAPÍTULO 6

- ¿ Cuánto te falta?- Le pregunto a Dani, impaciente.
- Un momento, ya casi estoy- Me contesta desde el baño.
Estoy muy contenta, alegre, emocionada, eufórica. Voy a ver Londres. Sí, me refiero a esos sitios de mis sueños que casi todos quieren visitar o han visitado alguna vez. Dani se está dando los últimos retoques en su pelo, pero yo he madrugado y lo tengo todo listo. Me he puesto un vestido blanco de tirantes gruesos bastante corto, más arriba de las rodillas. Le he pedido a ella que me deje su chaqueta de cuero negra y me la he puesto desabrochada. El vestido está decorado con un fino cinturón del color de la chaqueta con un lazo pequeñito en medio. Mis botas por debajo de las rodillas son del mismo color también. Como podéis ver, me gusta combinar bien mi ropa. Además, me he ondulado un poco el pelo, haciendo que unos graciosos rizos caigan sobre mi pecho y mi espalda. Hoy es una ocasión especial y tengo que ir ideal.
Dani sale del baño por fin. Las dos nos hemos puesto de acuerdo en ponernos vestido. El suyo es azul marino de manga larga, igual de corto que el mio. Lleva unas botas del mismo color y en el pelo un lazo pequeño haciendo de felpa, al igual que ayer.
-¿ Lo llevas todo?
- Claro.
- Y lo más importante...¿ la cámara?
- Tiene la batería al 100%
Hoy este objeto es fundamental. Vamos a llenar la memoria con las miles de fotos que nos pensamos tomar y necesita tener suficiente energía.
Las dos salimos de allí y cogemos el metro. Esta vez va algo más lleno que ayer. Dani se lo ha montado todo muy bien: Se ha hecho amiga de la monitora y nos ha colado en un tour para un grupo de gente procedente de Francia, ya que podían entrar 3 turistas más.Llegamos allí y nos montamos en un autobús rojo turístico ( yo ya me imagino en el video de One Thing) Nos llevarán a varios  sitios y nos lo explicarán todo( aunque no nos enteremos de la mayoría  porque será en francés). Habrá paradas para tomar fotos y descansar en los sitios más destacados. Como Dani sabe dónde se encuentran los  más famosos, si nos quedamos con ganas de más vamos de nuevo.
- A ver, la comida entra en el precio, que le vamos a pagar a mi monitora que estará allí.
-¿ Cuanto me dijiste que era?
- 90 euros entre las dos. Y hemos tenido suerte, deberíamos haber pagado 120.
- Pues sí, te lo has montado muy bien.Además, estamos repartiendo bien el dinero, voy a conseguir trabajo y el de nuestras madres llegará dentro de poco.¿ Qué más entra en el precio?
- Una vuelta en el London Eye.
-¡Genial!
- Sí, lo sé. Te va a encantar, en serio.
- Dios, te juro que hacía tiempo que no estaba tan contenta. Bueno, sin contar lo de Harry y Zayn.
-Ya estamos llegando.
Salimos de allí y nos encontramos en la calle. Esta zona está muchísimo más poblada que la de nuestra casa: edificios enormes, personas de un lado para otro, coches, autobuses, taxis... Sonrío muy feliz. Esto es una gran ciudad, llena de personas, lo que significa llena de historias. Es como pasear entre desconocidos que te inspiran muchas sensaciones, pero la que más siento es la de ser una más en este gran mundo.
Dani me indica que debemos pasar una calle entera, girar a la derecha y caminar hasta ver la parada. Las dos andamos mirando a todos lados, sintiéndonos pequeñas.
-¡Quiero una foto, ahora mismo, juntas!- Exclamo.
- Sí, pero, ¿ a quién se la pedimos?
- A ver...
Pasa un señor trajeado con un maletín. No, parece tener prisa. Una mujer mayor y elegante que a decir verdad, da un poco de miedo. Una madre con sus cuatro hijos, desquiciada diciéndoles que tengan cuidado al correr por la calle. ¡Ya se! Son perfectos: Una pareja que camina de la mano, tranquilos, charlando juntos.
- Hola, ¿ nos podríais hacer una foto a mi amiga y a mi?
- ¡Claro!- Contesta la chica.
- Mirad, solo tenéis que apretar este botón.
- ¿ Este?
- Exacto.
- ¿ Queréis algún fondo en especial? Esta casa, la calle...
- Intenta que se vean aquellos abundante edificios del fondo, pero que también se nos vea a nosotras.
-Vale, entendido.
Me reúno con Dani y las dos posamos abrazadas con una alegre sonrisa. Corre algo de viento y nuestro pelo se mueve con gracia a la vez que nuestros vestidos.
Observo como el chico ayuda a su novia a colocar la cámara lo mejor posible. Nos hacen la foto y la cojo
- Muchísimas gracias.
-De nada.- Contestan ambos.
Dani se acerca a mi y me pide ver la foto. Es genial: se nos ve a las dos felices y atrás todos esos grandes edificios, además, se ve la carretera llena de coches, sinónimo de estar en una gran ciudad.
- Vamos a aligerar un poco, que vamos tarde.
Andamos a paso rápido y giramos a la derecha. Ya falta poco para llegar.
- Marina...
-¿ Qué?
Parece que quiere comentarme algo, pero no sabe como hacerlo.
- Solo quería saber si estás bien, ya sabes, por lo de ayer.
- No te preocupes. A mi David no me da miedo. Solo estaba... sorprendida. Sí, esa es la palabra. Estaba sorprendida de como me cogió el brazo y lo ansioso que se mostró. Ahora no siento nada, es más, se me había olvidado casi del todo.
- Siento haberlo recordado de nuevo
- Tonta,  no te sientas culpable ni te preocupes más. Josh nos va a ayudar a poner la denuncia y todo se olvidará.
-¿ Te duele el brazo?
- No, lo tengo mucho más calmado.
- Bien, bien. Ah, mira, ahí están.
A lo lejos se ve a un grupo de unas 20 personas frente a un gran autobús rojo. Llegamos y Dani me da la mano mientras buscamos a su monitora. Entonces la ve
-¡Danielle!- se dan dos besos- Ahora que estáis aquí ya solo faltan 3 personas.- me mira a mí- Ah, y tu eres...
- Marina- le ayudo al ver que se queda pensativa
- Ah, si, se me había olvidado. Encantada de conocerte.- Esboza una sonrisa y me da dos besos a mi también.- Decidme vuestros apellidos para que os tache en la lista.
- Danielle Robles.
- Marina Gijón.
La monitora nos busca en unas listas con 25 nombres y al encontrarnos nos tacha.
- Por cierto, yo me llamo Jennifer.- me dice- Danielle, ¿ puedes pagarme ya? Tengo que irme a otro autobús.
- Ah, claro, toma- Dani saca el dinero en un sobre. Jennifer lo cuenta y al ver que está bien se acerca a otra monitora a la que le pasa la lista y nos presenta pidiendo por favor  que si tiene que hablar con nosotras, que sea en inglés o en español. También le pasa el sobre.
-Encantada de conoceros. Podéis subir al autobús.
Emocionadas, entramos y saludamos al conductor. Junto a él, hay unas escaleras que te llevan a la parte superior. Nos sentamos y empieza a venir más gente.
- Corre, antes de que se llene- le doy la cámara- hazme una foto, aquí.
Hago como que me asomo y miro hacia abajo Dani me hace la foto. La miro. He salido bien. La monitora sube y todos tomamos asiento. El autobús arranca y nuestro trayecto empieza.
Por lo poco que habíamos logrado entender, nuestra primera parada es en el Tate Modern. Bajamos del autobús y cruzamos un largo puente, ya que es museo en la ribera del Támesis. Tras esperar un rato que pasamos haciéndonos más y más fotos, entramos al museo. Nos quitan el bolso o mochila a todos antes de entrar.
Es un museo enorme lleno de obras de las que he oído hablar durante mis estudios. Además, hay cuadros de pintores españoles como Picasso. Me llaman la atención una exhibiciones de arte contemporáneo, a las que me quedo mirando un buen rato hasta que me doy cuenta de que todos se han alejado de mi unos metros.
La visita ha sido corta, pero interesante. Volvemos al autobús. Dani empieza a cantar One Thing una vez arriba y yo la acompaño. Algunos de los turistas nos sonríen al conocer la canción y otros porque se nos ve felices y contagiamos la alegría.
La siguiente parada es en el Madame Tussauds. Al salir de nuevo nos encontramos ante un sitio cubierto por una cúpula de un color azul grisáceo. Ahí es. Nos empezamos a hacer fotos con todas las figuras posibles. pero claro, Dani y yo estamos deseando encontrar a las de One Direction y Lady Gaga. Mientras que las buscamos vemos las de famosos como Madonna, Justin Bieber, Obama, Rihanna, Kim Kardashian, Britney Spears, los Beatles, Amy Winehouse, Messi, Michael Jackson... Entonces veo una de las 8 figuras de Gaga. Pego un pequeño grito de felicidad y corro hacia ella emocionada. Tras hacerme muchas fotos con ella, me encuentro con otras 4 más, con las que repito la acción. Me da la sensación de que esto es lo más cerca que podré estar de ella.
Tras pasar a más famosos, nos encontramos por fin con las figuras de nuestros chicos. Dani y yo empezamos a tomarnos fotos emocionadas y felices. Cómo queremos salir también las dos juntas en alguna, le pedimos a uno de los visitantes que nos haga unas cuantas y acepta encantado.
La mañana se nos ha pasado volando. Volvemos a subirnos en el autobús y nos anuncian que vamos a ir a un restaurante a comer.
Llegamos allí y nos tienen preparada dos grandes mesas en las que cabemos todos. Empiezan a servirnos platos típicos Británicos. Creo que esto es lo único que no nos va a gustar a Dani y a mi en toda la mañana... La comida inglesa está muy mala, así que decidimos salir a buscar otra cosa por nuestra cuenta, aunque haya que pagar a parte. Le preguntamos a la monitora ( que por cierto, nos informa de que se llama Sam) y nos dice que mientras volvamos a las 3 le parece bien.
Salimos a la calle. Hay muchos restaurantes y sitios para comer, pero Dani y yo elegimos el más sencillo: Una pizzería. Pedimos una pizza para llevar y un par de Coca Colas y nos vamos a un banco a comer.
- A la mierda el restaurante, ¡esto es mucho mejor!
Terminamos y son las 3 menos cuarto. Como el restaurante está al lado, decidimos hacernos fotos con la gran ciudad de fondo, como la primera que nos había hecho esa maja pareja. Nos hacemos las típicas fotos en la cabina telefónica roja. En una de ellas, salgo imitando a Niall en la portada de Take Me Home.
Vemos salir a  gente del restaurante. Miramos la hora y al ver que son las 3 nos dirigimos con todos. Otra vez, subimos las escaleras del autobús y nos dicen que solo nos quedan dos paradas más: El Big Ben y el London Eye.
La verdad, es que son dos sitios que desde pequeña estoy deseando ver en directo. Esto es como vivir una historia, una novela de esas increíbles dónde el escenario es un gran lugar como Londres. La sensación de verlo todo por ti misma y no en un libro es única e inexplicable.

Dani y yo nos encontramos en un parque junto al Big Ben. Es enorme. La monitora explica algo en francés. Lo entiendo porque domino un poco el idioma, pero cuando habla rápido me pierdo y se me escanpan muchas frases.
- Podéis pasear por las tiendas cercanas, tumbaros en el césped... Son las 4:30, nos reuniremos aquí a las 6:30.- logro entender.
Varios grupos de personas se van dispersando. Nosotras, agotadas de tanto ajetreo, nos tumbamos en el césped y respiramos profundamente. El ruido de la ciudad nos acompaña.
-Esto es genial.
-Pues sí. No me imagino una situación más perfecta.
El cielo hoy se ve mejor que ayer y además, azul. Varias nubes grises le acompañan. Nos incorporamos y saco la cámara.
-Ponte allí- Le digo a Dani. Ella me hace caso
Me tumbo poca abajo en el césped y alargo los brazos colocando la cámara lo mejor posible. La imagen se ve preciosa: Abundante hierva al principio, desapareciendo a los pies de Dani. Al fondo el  gran Big Ben y un puesto para turistas con banderas de todos los lugares. Le doy al temporizador y a la opción de tomar varias fotos, miro que no haya nadie que nos pueda quitar la cámara y me coloco junto a Dani, que ya sabe mis intenciones.
Programada para tomar 12 fotos, la cámara empieza a pitar mientras una luz roja parpadea. La gente que pasea se ríe de nosotras al vernos cambiar de pose rápidamente, haciendo el tonto y sacando a relucir nuestro " pavo"
-¿ Damos una vuelta?
- Vale.
Cruzamos una carretera y acabamos en una calle llena de tiendas y cafeterías. Como preferimos guardar el dinero para una segunda vuelta en en London Eye, solo nos compramos unos batidos y paseamos mirando escaparates. Es duro encontrar ropa tan chula y no comprarla, pero ya saldríamos de tiendas.
Entonces pasamos por una  de decoración y a la vez Dani y yo nos pegamos al escaparate admirando unas cortinas. Nos enamoramos de ellas: Fondo blanco con cabinas de teléfono de todos los colores ( no solo rojas), acompañadas de letras en negro que dicen: London is a dream. Sin decir palabra, entramos en la tienda y preguntamos dónde encontrarlas. Nos indican el pasillo y vemos que cuestan 17.99 euros. Sin pensarlo, sacamos el dinero y nos las llevamos. Sí, es hora de dar color a la casa.
El reloj da las 5. Tras recorrernos toda la calle y observar cada tienda, damos la vuelta para volver al parque.
Pasando por una cafetería vemos a una chica morena. Nos suena mucho su rostro, así que continuamos mirándola. Se levanta y nos damos cuenta de que es Johanna. Saludamos desde el cristal, pero ella sale en busca nuestra.
- Hola Danielle. Hola Marina.
- Prefiero que me llames Dani- Sonríe, aunque Johanna está totalmente seria.
-Ah, claro, se me olvidó. A mi llamadme Jo, ya lo sabéis. ¿ Tenéis prisa?
Miro la hora. 5:20
-Tenemos una hora y 10 minutos exactamente.
-Solo quiero hablar de una cosa contigo
-¿Conmigo?- Pregunto extrañada.
-Sí. Seré breve y directa: ¿Te gusta David? ¿ Estáis saliendo?
No, por favor, otra vez no. Todo en este día de hoy es precioso, solo con oír su nombre se estropea. Y más con esas estúpidas preguntas.
- No a ambas cuestiones. ¿Algo más?
- Si no te gusta, deja de putear con él. No busca a ninguna española tetona y cachonda, ¿vale?
-¿ Perdona? ¿Desde cuando hablar y llevarse bien con alguien es putear? ¿ Eh?- Pregunta Dani, cabreada.
- Danielle, que diga, Dani, no solo hablaron.- Me vuelve a mirar- Te vi en el restaurante. Yo estaba entre una de esas familias. Luego os seguí y también vi como entrabas en su casa.¿ Contenta? ¿ Lograste lo que buscabas?
- Mira, Jo. Ella no buca nada con David. Es él quien le invitó a comer y al día siguiente intentó tirársela. Ella se negó rotundamente, para tu información.
Yo sigo callada, viendo como Dani me defiende a muerte y Jo me mira de reojo con cara de asco.
- No me lo creo. Tanta charla desde el primer día lleva a otros temas.
-¿ Otra vez? Mira...- le pongo el dedo a Dani en la boca en señal de silencio.
- Esta vez voy a hablar yo. Mira, si lo que quieres es una explicación, te la doy. Ya nos conocíamos de antes  por lo del golpe en el centro comercial, por eso tanta charla, por la casualidad. Después él se interesó por mi, ¿vale? Pero yo me negué a todo, ¿ Sí?
-¡Estoy harta de las putas como tú, yo le quiero de verdad!- Dice, con lágrimas en los ojos. Se nota que ha intentado venir como una valiente, pero en realidad está enamorada y es débil.
- Las otras chicas no son como yo. Puedes preguntarle a él si quieres. Yo no quiero ni voy a querer nada.
- Muy bien, te creo.- hace una pausa- Pero te odio.
- ¿ Por qué? ¿ Porque David la prefiere a ella? No es su culpa.- Dani vuelve a hablar. Se forma un silencio incómodo.

La respuesta es evidente.

- Son las 6:00. Nos vamos. Adiós, Jo.
-Adiós- Dice Dani también.
-No quiero volver a verte- dice mientras las lágrimas deslizan por sus mejillas- A no ser que me entere de que has vuelto a quedar con él.
- En ese caso, hasta nunca.

Caminamos en silencio calle abajo, de nuevo hacia el parque, pasando por todas las tiendas anteriores.
- Esto ya me parece increíble. ¿Josh no tenía otros amigos? Ya solo hace falta que me odie Melissa.
- Joder con Jo... se ha pasado y mucho. Te ha tomado como una de las guarras que se suele llevar David a casa.
- Joder, tía, ¿todo Londres me odia? Eh, vosotras, las chicas de allí, ¿ también me veis cara de guarra?- me estoy alterando mucho.
- Marina, ya. Por favor, para. No digas que todo Londres te odia cuando solo conoces a 4 personas. Solo dos de ellas están de malas contigo. Hemos tenido mala suerte y hemos topado con dos gilipollas, pero no te preocupes, ¿vale? Yo estoy conociendo a gente muy maja y te la presentaré.
- Pues a ver si ellos no me odian.
- Solo quería pasar este día contigo, un día inolvidable, mejores amigas unidas, ¿vale? Por favor, olvida a estos dos gilipollas y sigamos con nuestro día perfecto.
Los ojos de Dani me suplican ser feliz, al menos en lo que queda de día. Joder, es que todo estaba saliendo muy perfecto y la gilipollas de Jo lo ha estropeado todo.
- No es mi culpa haberles conocido...
- Pero por favor, malas caras para otro día. Este es nuestro día y es perfecto.
Por un momento me mira a los ojos. Sé que tiene razón, que debo ignorarles y seguir disfrutando de lo que queda de día. Soy de esas personas que cuando están sintiendo algo no pueden evitar mostrarlo, tan solo en mi rostro puedes verlo. Pero hoy disimularé mi enfado y haré una excepción. Por Dani. Por nosotras.
- Vale- sonrío- Mira, ya está allí la gente junto al autobús, ¡vamos!
Aceleramos un poco y llegamos al grupo. La monitora está pasando lista, así que todos guardan silencio. Llega la letra D:
- ¿Danielle Robles?
- Aquí. Oiga, tengo una pregunta.
- Dime
- ¿No entramos al Big Ben?
- No, está cerrado al público, lo siento.
- Vale, gracias.
Al menos lo hemos visto y le he echado miles de fotos. Llega a la letra M:
- ¿Marina Gijón?
- Aquí.
La lista termina y volvemos al autobús rojo. Ya me he calmado un poco, más bien estoy emocionada de nuevo. ¡Voy a montarme en el London Eye!
Al llegar allí nos enteramos de que no podremos montarnos dos veces porque hay que reservar el viaje con antelación, si no, hay que esperar dos colas larguísimas. Nosotros al ser un grupo y al haber reservado, entramos sin tener que esperar. Pues más dinero para los gastos de la casa. Son 28 personas por cápsula, así que todo nuestro grupo cabe en una. No podemos traer comida ni maletas, solo bolsos y mochilas pequeñas ( nosotras llevamos bolso) Entramos a una de las cápsulas. Son como una habitación. Hay asientos de madera en el centro, pero nosotras nos sentamos en el suelo cerca del cristal porque tenemos la sensación de que así sentiremos más la  altura.
Lentamente empezamos a elevarnos. No estamos para nada nerviosas o asustadas, al contrario, estamos muy serenas. A mi se me ha pasado el cabreo. Por ahora.
Cada vez ascendemos más y más y empezamos a tener la sensación de estar volando. Se empiezan a ver unas vistas impresionantes y nosotras las admiramos diciendo "hola" a Londres desde arriba.
Casas y edificios con muchísimas formas aparecen, cada vez más y más. Nos encontramos a la altura del Big Ben, que vemos muchísimo más grandioso e impresionante que antes. Con los ojos y la boca abiertos, saco la cámara y empiezo a tomar fotos desde todos los ángulos posibles. También podemos ver otras cosas como el Buckiham Palace y por supuesto, toda o casi toda la ciudad. Casi sin darnos cuenta, han pasado 16 minutos.
Sí, ahora mismo estoy a 135 m del suelo. Me siento libre, tranquila pero a la vez nerviosa, emocionada... Cuando estás abajo, tienes la sensación de ser pequeña entre tantos edificios.
Ahora soy grande y hasta puedo volar.
- Dani, ven.
Le doy la mano y nos ponemos de pie. Me pongo a caminar alrededor de la cápsula.
- Es que quiero saber que sensación se tiene de pie también.
- Ya, te entiendo. Ven, acércate.
Nos pegamos al cristal al igual que antes pero de pie. Si antes he dicho que puedo volar, ahora tengo la sensación de ir a pegar un gran salto. Se nota que ya estamos descendiendo. Además, ya casi hemos pasado los 30 minutos.

Contemplamos el London Eye desde abajo. Aún tenemos la sensación de libertad y la emoción de haber subido tan alto en el cuerpo.
La monitora nos reúne y vuelve a pasar lista para concluir el viaje. El autobús  recorre unas calles y volvemos a dónde estábamos antes. Nos despedimos de la monitora diciéndole que le de las gracias a Jennifer de nuestra parte y cogemos el metro.
- Ha sido... Bueno, tenía una sensación extraña, como si fuera magia...
-Sí, se lo que quieres decir, era como imposible pero a la vez real.
- Sí, eso, es que es tan... ¿ Inexplicable?
Me río y asiento con la cabeza. Sí, Dani tiene razón. Por muchos adjetivos que pongamos, la sensación es inexplicable.
Una vez en casa, nos duchamos y nos ponemos cómodas. Caemos rendidas en el sofá y nos conectamos a Twitter y a Tuenti. Mi madre y mi hermano están conectados, así que empiezo a contarles todo lo que he hecho. No les comento nada sobre lo de David porque no me parece el  momento adecuado. Hoy era el día genial paseando por Londres y lo seguirá siendo.
Pasan unas horas y nos desconectamos. Dani y yo nos damos las buenas noches y nos vamos a la cama cansadas por de estar fuera de un lado para otro todo el día.
- Ah, Marina.
- Dime.
- Mañana Josh vendrá a las 6 y media para ayudarnos con lo de David.
- Vale. En serio, Josh es un amor. Hazle ver que te importa mucho.
Dani sonríe al ver lo romántica que soy.
- Tu también tendrás a alguien así.
- Lo sé, no creo que muera sola, rodeada de gatos.
Suelta una carcajada y me abraza. Apoyo mi cabeza en su pecho. Abrazar a Dani es genial, ya que es más alta que yo y me siento protegida, a gusto.
- Buenas noches.
- Buenas noches. Sueña con Zayn. Ah, no, que ahora sueñas con Josh.
-¿ Cómo te lo digo? Yo con Zayn sueño siempre. Al igual que tu sueñas con Niall.
-¿ Cómo lo sabes?
- Por que te conozco demasiado.
Nos sonreímos. En serio, la quiero. Mucho. Y hoy ha sido un día genial a pesar de ese momento amargo. Ella ha hecho que me olvide de todo.




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