sábado, 22 de septiembre de 2012

CAPÍTULO 4

-... y entonces me invitaron a tomar una Coca Cola...
-Espera, espera, espera.¿ De verdad eran de One Direction?
-¡Sí! Ni yo misma me lo creo aún.
David conduce hasta un restaurante, por lo que veo, bastante lejos de casa. Al contarle lo de Zayn y Harry se ha sorprendido mucho.
-Si te digo la verdad, no me gusta su música, en general, no me gusta el pop. Pero yo veo TXF desde que era pequeño y la verdad es que tienen mucho talento, se merecen llegar tan lejos como han hecho.
David con este comentario me acaba de mostrar su madurez y que es un tipo razonable y listo. Al contrario que otros, no me ha dicho que son maricones o que solo tienen mucha suerte. Quizás lo piensa, pero sabe que me gustan mucho y no les conviene insultarles.
Por fin llegamos. El restaurante es un bufét libre de comida española. David de lo ha currado, no creo que haya más de dos restaurantes españoles por aquí, por lo que le saldrá caro.
-Aquí es. Esto es lo más parecido a tu casa, supongo.
-  Solo falta el sol y el cielo azul- digo, mirando al cielo aún gris.
-Claro. ¿Pasamos?
La decoración era como entrar en una tienda de regalos para extranjeros allí en España. Banderas por las paredes, figuras de toreros famosos, trajes de gitana en maniquíes...
David y yo pillamos una bandeja y empezamos a servirnos. Yo me cojo un bocata de calamares, esos típicos de Madrid, y él se coge el plato estrella: la paella. Nos sentamos en una mesa cercanas a unas familias, si no me equivoco, adineradas.
-¿ Echas de menos España?
-No.
-Vaya, entonces no he acertado con el sitio...
-¡No!-le sonrío- me refiero a que, como comprenderás, no llevo ni una semana aquí, no me ha dado tiempo a echar de menos mi casa.
-Entonces...¿Te gusta el sitio?
-¡Claro! Además, este bocadillo está buenísimo.
- Lo mismo digo de la paella. Eh, una cosa, ¿ y si tu me haces paella? Venga, ¡tengo curiosidad!
- Es que no se cocinar paella, ¿ crees que todos los españoles sabemos cocinar paella?
- ¡No quise decir eso!- David parece nervioso y seguramente piensa que está metiendo la pata.
-¡ Ya lo se, tonto! ¡Jajajaja!- Yo me río y parece tranquilizarse.
Me pregunta miles de cosas de España. Le explico en qué ocasiones se lleva el vestido de gitana, cómo son las romerías y fiestas de ese tipo, en fin, le cuento como somos. Parece interesado, pero en realidad se nota que solo pregunta por tener conversación. Yo le contesto breve, no muy habladora. Harry y Zayn  me habían dejado sin habla.
Que idiota, por lo menos se interesa por mi. Ahora hablo mas, sonrío y le hago más caso. David lo nota y se pone contento. Los dos terminamos y David paga mientras yo voy al servicio. ¿Le saldrá muy caro? Creo que demasiado, este sitio es caro, se nota... Mejor le invito a un helado o algo así ahora después.
Me miro al espejo, me coloco mejor la falda y salgo de nuevo. Él está esperándome. Me agarro de su brazo y salimos a la calle. Vamos caminando hacia el coche cuando se pone a llover. Más y más fuerte. Corremos el corto trecho que nos queda hasta el coche, pero yo me escurro y caigo de espaldas en el suelo. David se da la vuelta y me recoge, preocupado.
-¿Estás bien?
- Bueno... se puede decir que sí- digo, mientras me levanto.
Nos metemos en el coche. David me da su chaqueta para abrigarme, ya que me ve temblando. Es para verme: Pelo mojado, maquillaje ( solo llevo rimel) por la cara, empapada... David también está mojado, por haber venido a por mí.
- Ya pasó todo- Dice él.
- Creo que me traes mala suerte. Cada vez que te veo me pego algún golpe...- digo, riéndome de la situación
-¡No digas eso!- Dice él, riéndose también.- Te voy a llevar a mi casa, te doy ropa y te tomas algo allí.
- Me gusta la idea- miro la hora, son las 15:45-pero para las 16:30 tengo que ir a casa.
- Todo bien. Mi casa no está muy lejos.
Me acomodo en el asiento y me tapo más con su chaqueta. Mientras me limpio un poco de rimel de la cara, observo las calles de Londres. Casas de estilo británico, tiendas pequeñas y acogedoras que con solo la fachada dan la bienvenida a entrar, cabinas telefónicas  de esas en las que todos tienen una foto, gente paseando bajo su paraguas... Un gran autobús rojo pasa por nuestro lado algo más deprisa que nosotros. Para algunas personas, estos días son tristes, apagados, días de quedarte en casa y aburrirte. Para mi también son así, pero hoy no tengo esa sensación. Mas bien, quiero salir de nuevo, andar bajo la lluvia sin paraguas y mojarme más aún. Quiero montarme en ese autobús rojo, pero en la parte superior y cantar One Thing, como los chicos. Pero estoy en un coche, rumbo de la casa de un chico que acabo de conocer, echa un desastre y con una sonrisa en la cara por el simple echo de vivir aquí.
-¿ Y esa sonrisa?- David interrumpe mis pensamientos.
- Nada, nada.
- No me lo quieres contar...
-¡ No es eso! Va, déjalo...¿ Cuanto falta?
-¿ Ves esos edificios de allí? Ahí es.
Salimos del coche y corremos a la entrada, eso sí, con más cuidado. El edificio tiene 9 plantas y él vive en la 7, por lo que cogemos el ascensor. Me doy cuenta de que yo llevo dos chaquetas y él solo una camiseta, además, de manga corta, por lo que le devuelvo la suya. Salimos de allí y espero a que abra su casa para entrar.
Su casa es un piso pequeño, pero bien repartido. Al entrar ves el salón, con muebles normales y modernos, pero no de mi estilo.Yo para mi casa quiero mucho color, y él tiene la suya en tonos blancos, grises y negros. Una puerta a la derecha da a la cocina, en la que hay lo justo: una lavadora, fregadero, vitrocerámica, horno y una ventana que da a un patio de la comunidad. Me enseña su habitación también. Espaciosa y bien ordenada.
- Me gusta tu casa, y veo que eres ordenado- Digo, mientras entro en su habitación. Voy a darme la vuelta para reunirme de nuevo con él cuando me lo encuentro justo en frente
- Sí, me gusta que cada cosa este en su sitio.- Dice, mientras se acerca a mi casa vez más. Agacho la cabeza y él, suavemente, me coge de la barbilla y me mira a los ojos.
- Tengo frío y aún estoy mojada. ¿ Me dejas ducharme y me prestas algo de ropa?
David se aparta. Ahora es él quien mira al suelo. Ha pillado la indirecta.
-Claro,ven, vamos a ver que hay en el armario.
Abre su armario y empieza a revolver ropa. Encuentra una sudadera gris con letras negras que dicen: " Vive ahora por lo que pueda pasar mañana"
-¡Me encanta! La frase tiene mucha razón...
- Te la regalo.
- No, no quise decir eso, solo que me gusta.
- Y yo he dicho que te la regalo. ¡Fin!
Miro la sudadera. Dudo un poco, pero al final sonrío y me la quedo. Me saca unos vaqueros y me indica en el baño dónde están las toallas, champú, gel...
- Muchas gracias, en serio.
- No hay de que.
Sale del baño y me quito los pantalones, dispuesta a ducharme. Me asomo un poco por la puerta y le veo en el pasillo diciendo " Mierda, que mal todo" mientras se dirige a la cocina. Vuelvo a cerrar la puerta despacio y me río.
El agua caliente con este frío sienta genial. Podría estar aquí todo el día, pero es hora de salir. Me enrollo en una toalla y me quedo pensativa de nuevo. Definitivamente, echo de menos el tiempo de España. Estamos a finales de Septiembre y parece que estamos en Enero.
Me pongo la sudadera y me miro al espejo. Me queda genial, aunque estaría mejor si tuviera colores más vivos. Me pongo los vaqueros y descubro que me están grandes.
- David... tengo dos problemas.
- Dime- Me mira y se ríe- A ver si adivino, ¿ los vaqueros te están grandes?
- Puede...- digo, mientras le muestro mis pies totalmente tapados y ando hacia él con torpeza.
-¿ Y el otro problema?
- Necesito un secador.
- Lo siento, no tengo. Espero que no te resfríes.
Me da unos vaqueros que le están pequeños a él, pero a mi me están mejor.
- Te los puedes quedar también, total, ya no me sirven
-¡ Bien, ropa gratis!- digo riéndome, mientras me voy al salón y me siento en el sofá. Observo que ha hecho palomitas y me apodero del cuenco.
-¡ Has hecho palomitas! Mmm... que calentitas están...- digo mientras abrazo el cuenco.
- Estás loca
-¡No! Solo contenta, bien.
-¿Ah sí? ¿ De estar aquí?
Se sienta junto a mi y otra vez, se acerca. Demasiado. Pasa su brazo por detrás de mi cabeza y con el otro me abraza. Más incómoda no puede ser esta situación. Joder, que no me gusta David. Ahora mismo solo quiero volver a casa con Dani. Me vuelve a levantar la barbilla y se queda a milímetros de mis labios, apunto de besarme. Se acabó.
- David...
-¿Qué?- se aparta un poco
- No.
-¿ No?
- No...
Se aparta del todo. Esta vez, hasta me atrevo a decir que en su mirada hay odio. Dejo el cuenco en la mesa y me levanto.
- Son las cuatro y media. De aquí a mi casa hay un buen rato, así que me voy a ir ya.
-Te llevo.
- No, no hace falta.- Le sonrío para tranquilizarle y me dirijo a por mi bolso.
- Quiero llevarte.- Me persigue a donde vaya.
- No, en serio, no hace falta...- Voy a la puerta y cuando estoy a punto de abrirla, me coge del brazo diciendo "espera, voy a buscar las llaves del coche", pero me empuja hacia atrás, haciéndome daño.
-¡Ah! ¡Me ha dolido!
Su mirada de odio se desvanece y parece volver a ser normal.
- Lo siento...
- Me voy sola. Por favor.
Me suelta el brazo y salgo por la puerta diciendo "adiós" sin mirarle a la cara. Cojo el ascensor y una vez dentro, respiro profundamente. Por fin estoy lejos de él.


Pago al hombre del taxi y salgo. Abro la puerta de casa y me encuentro a Dani y a Josh en la cocina tomando algo y charlando. Me ven con el pelo mojado, la cara de enfadada y la ropa nueva  de tío. Vienen hacia mi .
- Marina, ¿ que te ha pasado? ¿ Y tu ropa?
- ¿Estás bien?  ¿ Y el pelo, te ha pillado la lluvia?- Josh también parece preocupado
- Sí, pero no. Esperad que me seque el pelo con el secador y ya os cuento.
Me seco el pelo y además, me paso la plancha. Al tener el pelo casi liso solo tardo 5 minutos. Dani y Josh se sientan conmigo en el sofá y les cuento.
-... entonces me ha llevado a su casa, me he duchado allí y me ha dejado esta ropa. Me ha hecho unas palomitas y cuando estábamos en el sofá ha intentado besarme otra vez...
- Es que lo sabía- interrumpe Josh.
-¿ El qué sabías?
- Conozco a David desde hace 3 años. Es un amigo genial, pero joder, sé como es y que solo te quiere para que seas un rollo y no volver a llamarte más.
- Lo suponía.
- Cuando me dijo que iba a invitarte a salir sabía que tú no te ibas a dejar. Se te ve una chica lista.
- Ha sido agobiante. Josh. No quiero volver a verle, al menos en un tiempo. Cuando iba a irme, ha insistido en llevarme a casa, hasta el punto de tirarme del brazo y hacerme daño.
- ¡Joder! No veía a David de esta manera...- Exclama Dani.
- Siento que hayas pasado tan mal rato.
- Josh, que sea tu amigo no significa que sea culpa tuya.
- Siempre hace lo mismo. Conoce a una chica guapa, la invita a un restaurante increíble, de alguna manera acaban en su casa y la mayoría acaban con él en la cama y al día siguiente, cuando queda conmigo, veo como ignora las llamadas de las pobres chicas. Pero repito, yo sabía que tu eres lista.
- Solo de pensar que tengo que ir a por mi ropa y verle otra vez...
- Es verdad, mi falda, tu camiseta, tu chaqueta...- Dani también se da cuenta.
- Si quieres te lo traigo yo todo- Propone Josh.
- No. Si vas tú, pensará que me he asustado de él, que le tengo miedo. Voy a ir allí, voy a coger mi ropa y punto y final.
- Vaya, aparte de lista, valiente.
- Sí, tengo una amiga diez- Dani me abraza.
- ¿Cuándo vas a ir?
- Cuanto antes mejor, así que mañana.
- Bueno chicas, son las 19: 10. La cuidadora de mi madre se habrá ido ya, así que voy para casa.
- Vale Josh. Gracias por la información.
Los dos reímos y Josh se levanta del sofá. Dani le acompaña a la puerta.
- Adiós Josh- Los dos se abrazan.
Él camina mientras Dani le mira. Cuando creo que no pueden ser más monos, se da la vuelta, vuelve y besa a Dani.
- Tu no eres ningún rollo. Para nada. Ahora sí, adiós.
Ella saca una sonrisa enorme y con cara de gilipollas enamorada, le dice adiós. Cierra la puerta y corro hacia ella, a ver si sigue consciente.
-¿ Lo has visto? ¿ Lo has visto? Marina, me va a dar algo. En serio, ¿ lo has visto?
- No estoy ciega, ¿sabes? Sí, le he visto y oído. No le dejes escapar, porque es un amor de persona.
-¿ Tu te crees que soy tan gilipollas como para dejarle ir?
- A ver, gilipollas eres, eso ya lo sabía.- le digo, riéndome.
Salgo corriendo para que no me alcance. Me coge y me empuja al sofá, tirándose encima mía. Por mucho que le grito no me hace caso y sigo intentando escapar de sus brazos. Entonces, se me ocurre gritar: "Hemos conocido a Zayn y a Harry". Me suelta, las dos empezamos a gritar, siendo directioners en estado puro, y empezamos a hablar sobre ellos, alteradas, gesticulando mucho y hasta sudando de la emoción.


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